Los niños y adolescentes de la ciudad son conscientes del riesgo del abuso de las redes sociales y los videojuegos, pero por su edad carecen de herramientas para evitar comportamientos adictivos. Esta es una de las conclusiones extraídas de un proyecto piloto capitaneado por el Colegio de Enfermería de Asturias, en alianza con la Universidad de Oviedo y Gijón Impulsa, en el que se buscaba crear un contacto directo con los centros escolares para estudiar nuevas formas de adaptar el lenguaje sanitario a los jóvenes. Y el resultado, según explicaron ayer en el Antiguo Instituto Esteban Gómez, presidente del Colegio de Enfermería, y Lorena Busto, enfermería pediátrica del hospital avilesino San Agustín, ayudó a romper un mito: la supuesta ignorancia de la juventud. "Nos sorprendió averiguar que desde edades muy tempranas, los seis o siete años, los niños ya son conscientes del peligro de redes sociales. Lo que falta, por su edad, es el pensamiento crítico necesaria para saber cómo actuar", razona Busto.
El proyecto piloto se centró en Gijón y con alumnos del Colegio de la Inmaculada y el IES de Calderón de la Barca. Las enfermeras realizaron con los estudiantes contenidos audiovisuales y podcasts, para crear formatos más atractivos para los implicados, y se centraron en el aspecto del mundo digital y la salud mental. Y este último tema centró otra de las conclusiones principales del proyecto. En palabras de Busto: "El mayor problema que hemos detectado es la falta de gestión emocional. Somos un país con buena educación y nos preocupa el logro académico, pero no ponemos en el mismo nivel de importancia una buena gestión de nuestras emociones". Los propios jóvenes cuestionados propusieron algunas posibles soluciones. "Nos han dicho que verían apropiado, incluso en el ámbito universitario, crear gabinetes o áreas que puedan servir de soporte para ellos en momentos de estrés o ansiedad. Porque estas cosas también afectan a su logro académico", completa la enfermera.
La idea, aclara Busto, era "crear herramientas para dar voz" a los jóvenes, y por ahora el plan se ha centrado en doce niños, seis adolescentes y tres docentes, a modo de pilotaje. "Nuestra idea ahora es poder seguir ahondando en esto, y nos gustaría poder reflejar las posibles diferencias entre la zona rural y la urbana, y también involucrar las familias y más docentes", concreta la especialista.
Sobreprotección
A juicio de Gómez, una de las claves de esta iniciativa ha sido comprobar que los jóvenes son más conscientes de sus hábitos de lo que sus padres piensan. "Quizás estamos siendo algo sobreprotectores en ese sentido, pero también deberíamos pasar más tiempo con ellos. Ellos tienen mucha información sobre las plataformas que usan", señaló el presidente. Esta autopercepción de riesgos va tan allá como que varios de los jóvenes implicados en el plan han reconocido a las enfermeras que han llegado a censurar por su cuenta su propio consumo de ciertas plataformas. "Nos comentaron que saben que en muchos casos es una pérdida de tiempo y que saben que algunos perfiles famosos en redes tienen muy poca calidad. También han dicho que han llegado incluso a sentirse agobiados por esto y que dejaron de usar ciertas redes durante un tiempo. Eso nos da mucha información porque nos sirve para detectar nuevas necesidades de cuidado", completa la enfermera, que explica que algunos comportamientos de riesgo empiezan muy temprano. Explica Busto que desde los seis u ocho años está cada vez más extendido el uso de Roblox, una plataforma de videojuegos que muchos adultos desconocen. "Es curioso, porque Roblox usa la misma imagen que los ‘Lego’, así que muchos padres piensan que sus niños están jugando a eso cuando en realidad están usando un videojuego online con altas probabilidades de adicción", aclara la enfermera, que explicó que alrededor del 70 por ciento de jóvenes por debajo de los 12 años ya tienen algún perfil en redes sociales. Este proyecto de acercamiento al público juvenil continuará en el segundo trimestre de este curso.
