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Objetivo: aparcar en la Laboral

Con el comienzo de curso arrecian los problemas de estacionamiento, acrecentados durante las mañanas: «Se han llegado a suspender clases»

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Por la izquierda, Adrián Agúndez, Santiago García y Yeray Luna, ayer, tras estacionar el coche en el aparcamiento de la Laboral. Juan Plaza

La escasez de plazas de aparcamiento para el amplio volumen de vehículos que frecuenta a diario las inmediaciones de la Universidad Laboral, el Hospital de Cabueñes y el Parque Científico y Tecnológico ha vuelto a convertirse en un problema para los usuarios con el inicio del curso a plenos rendimiento tras las restricciones pandémicas. El regreso masivo a la presencialidad en los sectores que engloban la Milla del Conocimiento ha propiciado que los aparcamientos de la Laboral se queden pequeños y estacionar el coche se haya convertido en un problema, tanto para trabajadores como alumnos. «Hemos llegado a suspender clases y aplazar otras 30 o 40 minutos porque los docentes no tienen donde dejar el coche a media mañana», desvela Leví Pérez, decano de la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos, al que también afecta de forma directa esta problemática que va en aumento.

Si bien el problema de la falta de aparcamiento –persistente durante los últimos años– se vio paliado en cierto modo por la pandemia y la semipresencialidad de la desescalada, la vuelta en masa a la normalidad por el inicio de curso ha puesto de manifiesto nuevamente la problemática: tanto para el personal sanitario y pacientes del Hospital de Cabueñes como para profesores, trabajadores y alumnos de los centros que conforman la Facultad Jovellanos. Añadiendo además los trabajadores que desempeñan sus funciones diarias en el Parque Científico Tecnológico. «Para nosotros el problema es muy grave, porque compartimos profesorado con otros centros de la Universidad de Oviedo. Un gran porcentaje de los docentes de la Facultad da clase en Economía o Derecho», comenta Leví Pérez, quien asegura que «cuando, por ejemplo, tienen clase a primera hora en Oviedo y a media mañana en Gijón, llegan y no tienen donde dejar el coche». Ante esta situación, el decano recuerda que «hace tiempo se solicitó al Principado la posibilidad de contar con diez o quince plazas reservadas para docentes en la parte trasera del teatro, de cara a minimizar el problema». Sin embargo, el Principado, añade el decano, «dijeron que lo veían inviable y ahí quedo el tema»: «Los docentes vienen a desempeñar un trabajo que en ocasiones no pueden realizar porque no tienen donde dejar el coche».

Covadonga López, ayer, en el interior de su vehículo. | Juan Plaza

Varios usuarios afectados aseguran que a primera hora de la mañana encontrar un sitio para estacional el vehículo no es una tarea sumamente complicada. Eso sí, a medida que pasan las horas, el espacio se va reduciendo hasta agotarse las plazas en horas punta, teniendo que esperar los usuarios entrantes a que se agilice el tránsito de salida. «Si tenemos clase a media mañana es muy complicado encontrar un hueco», confirma el estudiante de FP Santiago García mientras cierra el vehículo recién estacionado. Sus compañeros –que ayer llegaron a clase con él– Adrián Agúndez y Yeray Luna reconocen que si el horario de las clases es a primera hora «no suele haber muchos problemas».

Malas conexiones

Uno de los factores que influyen en el elevado tránsito rodado en las inmediaciones de la Facultad pasa por las conexiones del transporte público. «Tenemos estudiantes que vienen desde otras zonas de Asturias en su vehículo porque las conexiones no son buenas», señala el decano Leví Pérez, en referencia a lugares como Pola de Siero, El Berrón, Noreña o Las Cuencas, entre otros.

«Siempre me encuentro con problemas para aparcar», comenta Covadonga López desde el interior de su coche: «Tenía una consulta en Cabueñes y tuve que dejarlo en el de la Facultad». Por su parte, Begoña Álvarez, docente de la Facultad Jovellanos, explica que «lo mejor es venir pronto porque si llegas con el tiempo justo puedes no estar a tiempo al sitio donde vayas», añadiendo que, en ocasiones, «hay profesores que tienen que dejar el coche en el aparcamiento del Jardín Botánico y subir hasta la Facultad caminando por la cuesta».

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