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Imparte hoy una ponencia en el recinto ferial Jesús Morán-Barrios Presidente de honor de la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (Sefse)

"La sanidad necesita espacios de diálogo tranquilos con el paciente"

"Parece que caminamos hacia una medicina excesivamente industrializada y menos humana; hay que defender los valores"

Jesús Morán-Barrios, en el recinto ferial Luis Adaro de Gijón. | JUAN PLAZA

Jesús Morán-Barrios, histórico médico de la sanidad española y presidente de honor de la Sociedad Española de Formación Sanitaria Especializada (Sefse), dirigirá hoy una mesa redonda en la jornada de cierre del congreso del grupo en el recinto ferial en la que se analizará el futuro de la formación a sanitarios. Lo hará, a las 9.00 horas, junto al gerente sanitario local Manuel Bayona y otros expertos del país.

–¿La formación a sanitarios debe cambiar?

–La finalidad de la formación especializada es proporcionar profesionales competentes para trabajar en el sistema de salud. Eso cae de cajón. Pero ambos sistemas, el formativo y el sanitario, son dinámicos y han sufrido grandes cambios: la crisis económica de 2008, agravada por la pandemia, y ahora la invasión de Ucrania.

–El MIR logró hace medio siglo adaptarse a ese dinamismo.

–Fue clave en el sistema de modernización de la sanidad española. Se expandió por todo el sistema de salud en 1972, pero nació en Asturias, en 1963, y en Madrid al año siguiente. El sistema MIR fue clave para modernizar la sanidad española. Tanto residentes como profesionales querían modernizar la medicina desde una fuerte apuesta de lo público.

–¿Qué cambios trajo la pandemia al sistema?

–Nadie esperaba esta situación y nadie tiene respuestas definitivas. Yo tampoco las tengo, pero sí tengo preguntas, como quién va a liderar estos retos y cómo la formación especializada puede ayudar ahora a impulsar las reformas necesarias del sistema de salud. La solución es muy compleja, pero el sistema de formación no puede ir a remolque de la gestión, sino formar parte activa de las innovaciones, y lo normal siempre ha sido que fuese por detrás.

–¿Uno de los cambios pasa por adaptar el sistema a la vejez y los procesos crónicos, cada vez más al alza?

–La cronicidad y el envejecimiento será una parte fundamental del cambio, pero no solo como un aspecto técnico, sino desde la necesidad de brindar una atención global al ciudadano. Una atención orgánica, personal y social. Y en este contexto surge otra pregunta: cómo mantener la confianza de los ciudadanos. Si la perdemos, se pone en juego lo público, que es un valor gigantesco y un referente como nación. Habrá que ver cuál es el papel de la formación especializada y el de los residentes, porque ellos van a ser nuestros directivos y nuestros sanitarios, y hasta ahora la sensación es que el sistema sanitario va por un lado y la formación por otro. Y eso no es un problema de los residentes, es del sistema.

–¿Se prioriza la formación técnica a la calidad humana?

–Bueno, incluso puede haber residentes que sí aprenden la importancia del respeto, pero no les hemos integrado en el contexto del sistema como una parte activa en el sistema público. La pandemia ha evidenciado la importancia de lo público, pero la pregunta es si lo público se está defendiendo desde los procesos formativos y desde las facultades. También está la pregunta de si la ciudadanía lo sabe. ¿La ciudadanía respeta lo público?

–El usuario cada vez exige más.

–Parece que el derecho de la autonomía está por encima de todo, incluso el de la justicia. De ahí mi pregunta. Porque el derecho a ser atendido está ahí, pero el deber de respetar lo público y lo compartido... El bien público, lo común, es una tarea de todos, y todos contribuimos a que se sostenga. Es un debate muy amplio, pero para que la formación sanitaria sea un motor de transformación habrá que transmitir también cómo gestionar los recursos, que son finitos, cómo aplicar el humanismo con racionalidad, cómo evitar los sobrediagnósticos y tratamientos, cómo evitar la medicalización en exceso.

–¿La sanidad moderna es menos humana?

–Hay autores que ponen en evidencia que caminamos hacia una medicina excesivamente industrializada, y que el otro modelo sería una medicina más cercana y más humanas. Pero va por zonas, y yo conozco Asturias y sé que aquí los valores que se transmiten son adecuados. Lo que falla es su aplicación, por la dinámica actual de falta de tiempo. Debemos ser conscientes de que una hora dedicada a dialogar con un paciente ahorraría a la larga muchas consultas y pruebas. Y a día de hoy muchas veces encontrar un espacio de diálogo tranquilo con el paciente no es posible.

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