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José María Suárez Braña Presidente del partido Que Hable Gijón

José María Suárez Braña: "Tengo fama de borracho, pero Isabel II de Inglaterra le daba a la ginebra y reinó 100 años"

"No dependemos de nadie; si en Madrid no se comportan y no le dan a Gijón lo que merece, igual me planto con una tienda de campaña delante de la Moncloa"

José María Suárez Braña, en la sede del partido Que Hable Gijón, en la calle Asturias. MARCOS LEON

José María Suárez Braña (Gijón, 1952) sigue decidido en convertirse en el próximo alcalde de la ciudad y hoy presentará a la junta directiva de su partido, Que Hable Gijón, con el objetivo de ganar las próximas elecciones.

–¿Cómo ve Gijón?

–Me duele ver el espectáculo que se está sacando a relucir, las envidias humanas, los malos modos. Y suerte que no se permiten las armas aquí, que sino andarían a tiros por buscar un puesto de trabajo en la política. Entiendo que haya tensiones fuertes, pero esto hay que llevarlo como un equipo de fútbol, que lo que pasa en el vestuario se queda en el vestuario. No se puede ir aireándolo en los medios. Nosotros apostamos por Que Hable Gijón, que sea una realidad y no solo un nombre para salir en las fotos. Queremos que el pueblo de Gijón use este partido, y si tenemos que irnos para casa nos iremos muy felices. No hay por qué hablar mal de los políticos, porque ya lo dijo un griego hace más de 2.600 años, que el arte más noble que puede desarrollar el ser humano es la política, siempre que lo haga en beneficio del ciudadano. Y la más vil y miserable es si la hace en beneficio propio.

–¿Cuál predomina ahora?

–La de ordeno y mando. La de no sentirse que están al servicio del ciudadano. No me atrevo a usar lo de vil y miserable. Pero se está viendo que están gobernando de una forma que se levantan por la mañana y que van a una empresa, que no van a una ciudad. Si quieres mandar, compra un barco. Aquí se debe estar al servicio de los ciudadanos…

–El PSOE ya tiene candidato para las elecciones.

–Me parece de lo más injusto que esta ciudad ya casi está mentalizada que, faltando ocho meses para las elecciones donde pueden votar 200.000 ciudadanos, de que el alcalde va a ser Floro porque lo diga un grupo de 504 personas. Igual están muy preparadas, pero me imagino que entre 200.000 los habrá igual de bien preparados. Antes tuvimos una dictadura donde nos ponían los alcaldes a dedo, y, ahora, estamos en democracia, pero existe mucha dictadura de las siglas. Nosotros lo que pretendemos es que quien nos vote, que se engañe él solo, que no le engañen.

¿Qué opina de Ana González?

–La seguiré respetando hasta el último día. Nunca nadie me verá hablando mal de ella, porque tiene el respaldo de 42.000 gijoneses. Si la falto a ella, estoy faltando a todos esos gijoneses que la votaron. Y segundo, y más importante, porque nadie hace las cosas por querer hacer mal. La pusieron ahí, cuando en mi negocio uno de mis empleados hacía algo mal, el cliente me echaba la culpa a mí. En este caso, el PSOE es responsable porque no me vale que ahora digan que se equivocaron. ¿Y quién me garantiza que con el que pusieron ahora no se van a volver a equivocar? Es como si ahora llega Monchu García y su junta directiva y me dicen que me ponen a mí de candidato porque Floro al final no quiere; pues saldría alcalde, pero sería un alcalde de invernadero.

¿Qué es un alcalde de invernadero?

–Alguien criado en un partido que luego se debe a ese partido y que no tendrá la libertad que podría tener si es un candidato que se crio en el campo solo, como las amapolas. Yo soy hijo de un carbonero de El Llano, que anda todo el día por la calle, y que tendrán la posibilidad de decirme todo lo que quieran, porque si salgo alcalde pisaré muy poco el despacho.

–¿No le gusta Floro?

–Me parece una gran persona, educada. Pero como él sabe, se debe a un partido. La diferencia entre ellos y nosotros es que no somos una franquicia. No tenemos una sede en Oviedo, ni mucho menos en Madrid. No dependemos de nadie. Si en Madrid no se comportan y no le dan a Gijón lo que merece, igual me planto con una tienda de campaña delante de la Moncloa y hasta que me reciban y me expliquen por qué no se nos da.

–¿Y Carmen Moriyón?

–Le tengo mucho respeto desde que la conocí, ella como Alcaldesa y yo en Aficiones Unidas. Es inteligente, hizo buenas cosas y supo representar bien a Gijón. Como mujer inteligente estará sopesando si tiene seguridad de ganar o no. Sería digna candidata.

–¿Cuáles son las grandes necesidades de Gijón?

–Estamos trabajando un programa fuerte. Muy por encima, intentar mejorarla en limpieza y mejorar en servicios totales. Ahora se hace el trabajo del Centro para afuera y yo creo que debe hacerse de fuera para el Centro. Sería más justo y necesario que con ese dinero para reformar el Muro o Poniente se mejore las calles del Cerillero, El Llano, Contrueces, Ceares… Papeleras hay muy pocas. Los que tienen perros limpian, pero en la calle Corrida porque pasa gente y te pueden decir algo, pero en la calle Maria Josefa apenas pasa nadie y hay más posibilidades de que quede allí la caca. Además, los autobuses deberían tener tarifas más bajas. Tenemos que seguir trabajando el programa. Todo mi equipo está en estudios más preparados que yo. 

–¿Qué puede aportar usted?

–Que conozco a mucha gente y dicen que tengo carisma. Conocí todos los cines de Gijón, pesqué muiles en el Piles y sé lo que ye ir a los puentes de la rula a por camarones. Adoro Gijón, todo lo que hice fue aquí, estoy orgulloso y espero morirme en Gijón.

–¿Se siente querido?

Estoy satisfecho con lo que me está sucediendo. Mira que pelé toda mi vida por el Sporting y me gritaban “Pepín, cabrón, sal de El Molinón”, vividor, chulo… Ahora no me está ocurriendo. No he tenido una mala palabra todavía, y mira que yo ando todo el día por la calle y voy a sitios concurridos, pero si lo piensan no me lo dicen.

–¿Qué le parece el proyecto de Orlegi para El Molinón?

–¿Quién puede renunciar a esa inversión de 300 millones? Ojalá vinieran otros diez más con esos millones y proyectos a la ciudad. Como si vienen ofreciendo una playa mayor que esta por 500 millones. Otra cosa es que no se especule con ello y que al erario público no le cueste nada. Pero ciertamente, decir Gijón es decir Sporting, y decir Sporting es decir Gijón.

–¿Se ve con fuerza para gestionar todos los fondos europeos que ha logrado Gijón este mandato?

–Siempre que vayas con la humildad y te rodees de gente que sepa y valga sí. Yo no soy Florentino Pérez para hacer esas inversiones, pero fui funcionario del Ayuntamiento durante cinco años y soy partidario de potenciar y apoyar a los funcionarios. El problema de los políticos es que se sienten los dueños de la ciudad y toman medidas que deberían tomar los profesionales. Yo estaré solo cuatro años, porque no se puede dar el espectáculo que se está dando, gente que lleva 20 años y que estén batallando por cuatro años más porque solo se ven capacitados de ganar dinero de esa forma.

–¿Habla del PSOE?

–No, no. De los políticos en general. Si yo voté a Tini Areces y a Paz Fernández-Felgueroso.

–¿Qué opina del bable?

–Cada uno que hable como quiera. Pero obligar a estudiar eso ¿qué aporta? Y lo digo yo, que cuando salgo de Gijón me dicen ‘Pepe, habla más despacio que no te entiendo’, porque yo hablo playu. En un mundo que se está globalizando casi deberíamos pensar en tener un idioma común para todos. Es un gran gasto para que lo hablen cinco o seis. Para eso son más listos los ingleses, que se hicieron los dueños de todo con el lenguaje. Aquí viene un inglés a Ataúlfo y no se corta un pelo en decirle al camarero ¿speak english? Que lo hable tu madre. A ver qué español se atreve a llegar a Londres y preguntar a un camarero si habla español.

–¿Teme que le pase factura la fama de chigrero?

–¿Por qué? Si alguien me quiere pegar dos tiros lo tiene muy fácil porque siempre hago lo mismo. Todos los días salgo de casa a las 13.20 horas, llego a menos veinte a Casa Ataúlfo y estoy con mi amigo Luis Lugaru hasta las 14.30 horas. Vuelvo a casa a las tres y algo y salgo de tarde sobre las ocho y estoy hasta las diez y diez y media. De 24 horas al día estoy fuera de casa seis o siete, pero tengo fama de ser el borracho de esta ciudad. No sé cómo sabe un cubalibre, el whisky me da voltura solo al verlo echar. Si tomar dos botellas por la mañana y tres por la tarde es ser un borracho pues lo acepto. Pero ¿por qué me va a crear mala fama que me guste la sidra que es un producto asturiano del que estar orgullosos? Igual hasta me beneficia. Mire a Isabel II de Inglaterra, que estuvo cien años reinando con una fama enorme y le daba a la ginebra de puta madre.

–¿Usted es de derechas o de izquierdas?

–Eso es un invento de los hombres. Conozco buenas personas, menos buenas y los que no son ni personas. Ser de izquierdas qué es, ¿llevar un cartel que ponga PSOE, IU y debajo que soy buen padre de familia, que no voy de putas, no bebo ni fumo? ¿Eso es ser de izquierdas? Conozco gente de izquierdas que de izquierdas solo tienen el nombre. Y conozco gente de derechas que son verdaderamente humanas, que se preocupan por los demás. A mis 70 años me gustaría encontrar una persona que me dijera ser de izquierdas es esto, de derechas esto, pe ro alguien que me lo diga como si estuviera leyendo a Nietzsche.

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