Un enorme globo con la cifra 104 cubría ayer parte de una pared del salón del restaurante del Hotel Begoña. Justo delante, Ángeles Flórez Peón, más conocida como «Maricuela», daba buena cuenta de su pastel de cumpleaños y un «cafetín». La histórica militante socialista, última miliciana de la Guerra Civil española, vivió ayer un día especial acompañada de una treintena de familiares y sus amigos más cercanos, entre ellos, la edil Salomé Díaz Toral. «Me siendo rodeada de cariño», confesó.
Antes abrió sus regalos completamente vestida de blanco, estrenando conjunto de pantalones y chaqueta para la ocasión y luciendo un ligero maquillaje. Flores, pastas, un nuevo bolso «para ir a bailar», un marco con una foto de ella junto a su prima carnal... Aunque lo más delicioso fue la compañía, el menú tampoco estuvo nada mal. A elegir, lenguado relleno o carrillera. «Maricuela» reconoció que, en ocasiones como la de ayer, echa en falta a su marido, Graciano Rozada, fallecido en 2003, y a su hermano Antonio, «asesinado por los fascistas en 1934».
La pérdida de este último fue lo que despertó en ella su espíritu de defensa de la República y su decisión de militar en el PSOE. «Habrán pasado muchos años, pero todo ha quedado en mi memoria. Sigo la actualidad del partido y participo aún en algunos actos. Me uní para defender a los que sufren», explicó. Actualmente, es presidenta de honor de las Juventudes Socialistas de Asturias. ¿Y cómo ve a su partido para las elecciones municipales en Gijón? «Iré a votarles. Soy socialista hasta las uñas», respondió la mujer, natural de Blimea, aunque ligada a la ciudad desde hace tiempo. En el restaurante estaban ayer sus dos hijos, María Ángeles y José Antonio, que acudieron a Asturias para la ocasión. «Maricuela» estuvo 57 años exiliada en Francia, pero regresó en 2003 para vivir en su «pisín» de Gijón. ¿Se siente joven? «¡No! Pero si tengo 104 años». Eso sí, usa WhatsApp y, hasta hace nada, Facebook.