Plan de acción contra el ruido: menos tráfico y control de las áreas de ocio

La propuesta municipal para minimizar la contaminación acústica incorpora convertir varios parques en ámbitos urbanos tranquilos

Vehículos por la zona de El Humedal.

Vehículos por la zona de El Humedal. / MARCOS LEON

Un total de 27 actuaciones organizadas en siete líneas estratégicas conforman el plan de acción en materia de contaminación acústica en Gijón, que hoy encara el arranque del plazo de un mes de información pública para la recepción de alegaciones de cara a su aprobación definitiva. El plan es resultado del desarrollo del nuevo mapa del ruido del municipio y las acciones planteadas se fijan para los próximos años. No se ha fijado su coste económico.

La pacificación del tráfico en base a las medidas desarrolladas en el plan de movilidad sostenible, pendiente de aprobación final es, junto al control de la contaminación acústica en las zonas de ocio, eje de este plan de acción. También hay un capítulo especial dedicado la selección de las denominadas zonas tranquilas urbanas, que se corresponden mayoritariamente con zonas verdes.

Las medidas que tiene que ver con el control del ruido que genera el tráfico no suponen ninguna novedad sobre lo diseñado en el plan de movilidad sostenible: menos coche privado y más transporte público y bicicletas, actuaciones de movilidad en entornos escolares pero también en polígonos industriales, áreas de prioridad no motorizada y zonas de bajas emisiones, más itinerarios peatonales y el vial de Jove como conexión a El Musel, y más aparcamientos y reordenación de la zona ORA. Por enumerar algunas.

Pero tras el gran paquete de medidas vinculadas al tráfico, llegan las relacionadas con el ocio, que comienzan con la necesidad de potenciar la formación de los policías locales en materia de ruidos, para pasar a reivindicar luego un control sobre la concesión de licencias de nuevas aperturas de actividades potencialmente ruidosas en espacios con gran concentración de locales de ocio. Se abre la opción a la limitación de horarios, a un mayor control policial y a campañas de concienciación específicas. Incluso a procesos de monitorización del ruido ambiental en esas zonas y a la elaboración de un mapa no estratégico del ruido para las zonas de ocio más conflictivas.

Ese control del ruido se extiende a fiestas y festejos planeando la opción de exigir a los organizadores de eventos en la vía pública un estudio acústico previo para poder tomar medidas de prevención. El plan de acción también establece el control de actividades musicales mediante limitadores, el control de horarios y el control de las terrazas con revisión de autorizaciones municipales. El documento incorpora, además, medidas para el control acústico de actividades industriales y comerciales.

Otra de las líneas estratégicas es la selección para su protección de zonas tranquilas urbanas entre los entornos verdes. Una vez seleccionadas se desarrollaría un plan estratégico para su conservación y mejora. El plan se completa con dos últimas líneas estratégicas: la concienciación ciudadana y la mejora de la gestión municipal frente al ruido en lo que tiene que ver con limpieza.

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