Pañolada amarilla en El Coto: así es la protesta por la paralización de unas obras

Los vecinos cuelgan trapos por la reforma de la calle Calderón de la Barca: "¡Valió! | El PP propone bonificar el IBI a comercios afectados por retrasos en reformas

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Corría febrero de 2021 por la calle Calderón de la Barca, cuando en esta vía de El Coto sus vecinos comenzaron a colgar banderas más rojas que las que se ponen en San Lorenzo cuando hay temporal. Pedían, por entonces, los residentes el inicio de unas obras prometidas en 2020 y que terminarían por arrancar en diciembre. Ahora, más de año y medio después y con las obras paralizadas hasta por lo menos agosto, tal y como avanzó LA NUEVA ESPAÑA, los residentes han vuelto a colgar banderas de sus ventanas. Esta vez son de color amarillo para ejemplificar que su vida lleva "en obras" mucho más tiempo del deseado. "Estamos peor que antes de que empezaran las obras", lamentan los vecinos y comerciantes. Mientras, el Partido Popular propuso ayer bonificar la cuota del IBI en un 40 por ciento a los comerciantes afectados por los retrasos en las obras de sus calles, no solo como sucedió en Calderón Barca sino también en Río Eo.

Preguntar en la calle Calderón de la Barca por las molestias ocasionadas por las obras es como preguntar si dos más a dos son cuatro. La respuesta es evidente. "Hombre es que esto está como un Cristo", analiza Daniel García, que regenta un taller de coches en la zona desde hace unos 30 años. Este mecánico reconoce el sufrimiento de los residentes aún cuando a él mismo el estado de la calle no le repercute ni para bien ni para mal para desarrollar su actividad. "Estamos bastante peor que cuando antes de que se empezara. El Ayuntamiento tiene que poner una solución y arreglar ya de una vez este desastre. Deberían de hacer menos obras innecesarias y acabar ya de una vez esta", puntualiza este mecánico en referencia a algunos de los carriles bicis que se han impulsado en los últimos cuatro años. Algunos también en el barrio de El Coto, como el de Suárez Valdés, que también generó ciertas quejas.

Lleno de banderines amarillos está el bar regentado por Maite García, una hostelera que, como el mecánico anterior, no es que haya perdido clientes por los eternos trabajos. Pero se quiere solidarizar con el sentir del barrio. "La incomodidad para los vecinos es tremenda. ¡Ya valió!", explica. "Hay que pedir que acaben porque es que nos vamos a meter en los dos años de duración", vaticina una hostelera que abrió su local el 29 de marzo, tras haber regentado otro durante buena parte de su vida en Viesques. Lo mismo piensa Beatriz García, una de las camareras del bar. "Son un incordio. Hay que ser formal y cuando se empieza algo es para terminarlo", puntualiza, siendo consciente también de la cercanía de las elecciones.

Cuenta Carmen Vega, una vecina, que cuando compró su piso hace 13 años, ya se escuchaba la cantinela de arreglar la calle. "Nos han dejado colgados. Enciman nos dicen que van a empezar en agosto, cuando media España está de vacaciones", lamenta. El mismo pesar tiene María Antonia Bertrand que es psicóloga y una de las dueñas del centro de mayores que hay en la calle. "Llevamos con este problema años y cualquier día va a haber una desgracia", finaliza la mujer sobre las obras. Unas obras para las que ahora se han colgado banderas amarillas pero cuya gestión es más bien para ponerse colorado.

Reunión de los vecinos de El Coto por la reforma de la plaza de la República.

Reunión de los vecinos de El Coto por la reforma de la plaza de la República. / MARCOS LEON

Visto bueno a la reforma de la plaza de la República

La Asociación de Vecinos de El Coto presentó ayer –en la imagen superior– en el centro municipal del barrio la reforma de la plaza de la República elaborado por el gobierno local. El proyecto contó con las peticiones vecinales. Algunos de los asistentes pidieron que en la zona siga habiendo hueco para las fiestas.

El PP pide planificación

La portavoz municipal del PP y candidata a la Alcaldía, Ángela Pumariega, puntualizó ayer que este tipo de obras debe realizarse con "más planificación" y anunció que, para compensar a los vecinos por los retrasos, su formación incluirá bonificaciones en el IBI para los comercios afectados por las demoras. "Vamos a incluir una bonificación del 40 por ciento en la cuota del IBI para aquellos inmuebles de uso catastral ‘comercial de tipo general’ afectados por retrasos en obras en la vía pública siempre que estas se demoren en un plazo de 60 días con el plazo de ejecución previsto", anunció. En los casos de Río Eo y Calderón de la Barca esos plazos se cumplen de sobra. "Las obras deben realizarse, pero no sin planificar ni contar con los vecinos ni sin lo comerciante y menos de manera poco ágil", zanjó Pumariega.

Suscríbete para seguir leyendo