Los niños iluminan el Corpus Christi por las calles de Gijón

"La procesión infantil es la más hermosa", celebra el Arzobispo sobre una marcha que salió de una iglesia de San Pedro llena

Pablo Palomo

Pablo Palomo

"Aunque es preciosa la carroza y la custodia de Gijón, la procesión más hermosa, la custodia y la carroza más bella la representan estos pequeños". Con estas palabras del Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, refiriéndose a los niños que este año han tomado la primera comunión, arrancó ayer la procesión del Corpus Christi desde la iglesia de San Pedro. El templo mayor de Gijón se llenó para una emocionante celebración. Los fieles tuvieron un ojo puesto en las palabras de la máxima autoridad de la Iglesia en Asturias, que presidió la misa, y otro en el cielo para ver si la lluvia permitía que el paso pudiera atravesar el Campo Valdés sin problemas. Al final, con un cielo encapotado y al son del himno de España interpretado por la Agrupación Musical Sagrado Corazón de Jesús, la procesión avanzó hasta la estatua de Pelayo en la plaza del Marqués antes de regresar a la iglesia que linda con el Cantábrico.

Alrededor de una veintena de pequeños tomaron el protagonismo en San Pedro. Estaban llamados todos los niños que tomaron la primera comunión este año. "Se notó la lluvia, pero al final vinieron bastantes", contó Flor Muñoz, una de las catequistas de San Pedro, poco antes de empezar la ceremonia a las siete de la tarde. Aguardaba Nora Hernández, una de las pequeñas, vestida de blanco en uno de los bancos. Tomó por vez primera el cuerpo de Cristo el 4 de junio. "Lo que más me gustó fue la misa", dijo. Junto a ella estaban Pablo León e Izan Manuel Díaz, ambos algo inquietos por la emoción de la jornada de ayer. "Cantar la canción de la Virgen y tomar el pan fue lo que más me impresionó de mi comunión", dijo el segundo de los críos.

Vídeo: la procesión del Corpus Christi en Gijón arranca con el himno de España

I. Peláez

Javier Gómez Cuesta, el párroco de San Pedro, fue el encargado de empezar la eucaristía. La presidió Jesús Sanz Montes. Estuvo respaldado por varios curas de la ciudad. El rito fue seguido por numerosos fieles. Apenas quedaron huecos libres en los bancos de San Pedro mientras que a fuera del templo aguardaban no pocas personas a la espera del comienzo de la procesión. Gran parte de la misa fue cantada. Sanz Montes tuvo una cálida intervención recordando una cariñosa anécdota vivida en su infancia junto a su madre. "Al ser el mayor de ocho hermanos pude ver como fueron llegando al mundo el resto de mis hermanos. Recuerdo la tarde en la que, acompañado por la hermana que me sigue en edad, escuchamos a nuestra madre decir mirando al pequeñín que acaba de nacer que se lo comería", expuso. "Nos preguntábamos cómo lo iba a hacer. Al ser pequeños no entendíamos el lenguaje del amor. Un ‘yo te comería’ en labios de una madre, en labios de un amante, significa una cosa bien distinta a la antropofagia. Comer a una persona simbólicamente dicho significa hacerla tuya. Que todo lo que admiras en ella pueda formar parte de tu mirada", narró, con tono cercano, el Arzobispo.

Sanz Montes recordó la importancia de la caridad en estos momentos complicados. "No podemos amar a Dios sin atender el hambre y la pobreza de aquellos que nos han confiado como hermanos", dijo. "La sociedad vive un momento complejo y a veces se pavonea de sus logros cuando hay tanta gente en la cuneta que no llega a final de mes. El gesto de la caridad es el compromiso de aquellos que damos gracias a la presencia de Jesús", finalizó, para, poco después dirigirse a los niños de comunión, sentados a su derecha, justo en la zona por la que se entra a la sacristía de San Pedro.

Aún con el cielo encapotado, la playa de San Lorenzo vacía y el suelo del Campo Valdés todavía húmedo, la procesión del Corpus Christi partió de San Pedro. Las tres cofradías, la Hermandad de la Santa Vera Cruz, la Cofradía del Santo Sepulcro y la Hermandad de la Santa Misericordia, caminaron por las calles del Centro de la ciudad como estaba previsto. Los niños de las comuniones les acompañaron. Con la música de la Agrupación del Sagrado Corazón, el paso marchó sin problemas hasta la plaza del Marqués para luego regresar a la iglesia de San Pedro justo al atardecer. Y aunque los últimos rayos de sol del día asomaron por el Oeste la mayor de las luces ayer la pusieron los pequeños.

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