Un 16% de los cereales que se importaron por El Musel el año pasado procedía de Ucrania

Los embarques se realizaron en el puerto próximo a Odesa, cuyas instalaciones está bombardeando ahora Rusia

Descarga de cereales en El Musel.

Descarga de cereales en El Musel. / EL BUQUE IRLANDES " ARKLOW WILLOW " EN EL MUSEL, DURANTE LA DESCARGA.

M. C.

La ruptura por parte de Rusia del acuerdo para permitir la exportación de cereales por el Mar Negro a Ucrania apenas tendrá impacto en el tráfico de mercancías de El Musel, aunque sí generará previsiblemente un alza de los precios para las harineras y otras fábricas de la meseta que importan sus materias primas por el puerto gijonés, así como para las fábricas de piensos que hay repartidas por Asturias, que reciben sus mercancías bien por el puerto gijonés, bien por puertos gallegos.

El año pasado se descargaron en El Musel 59.425 toneladas de cereales procedentes del puerto ucraniano de Chornomorsk, muy próximo a la ciudad de Odesa, cuyos silos de granos y otras infraestructuras están siendo destruidos en los últimos días por misiles rusos. En lo que va de año 2023, las importaciones de granos de Ucrania por El Musel rondan las 28.000 toneladas y parte de esta mercancía se está trasladando estos días por tren hacia una fábrica harinera de Ávila.

Las cifras son modestas en lo que respecta al tráfico portuario gijonés. Las 59.425 toneladas descargadas el año pasado representan un 16,38% de las más de 362.000 toneladas de cereales y harinas que llegaron a El Musel desde puertos de 14 países distintos.

Si persiste la ruptura del acuerdo por parte de Rusia, eso no supondrá previsiblemente que vaya a haber escasez en España ni que se vayan a recibir menos cargamentos en El Musel, sino que las multinacionales que manejan esta mercancía la buscarán en otros orígenes. Lo que previsiblemente se producirá es un alza de los precios al reducirse la oferta.

Ese incremento de precios tardará en materializarse unos meses, dado que las fábricas de piensos y harineras suelen hacer las compras con varios meses de antelación, según explican fuentes del sector. A esto se suma que en esta fecha se suele producir un cambio en el origen de la mercancía, por las cosechas en el hemisferio sur, con lo que buena parte del cereal que va a llegar ahora procederá de Brasil. A eso se suma que el actual está siendo un año de grandes cosechas de cereales excepto en países azotados por la sequía extrema, como es el caso de España, donde se prevén unas cifras muy malas. La nueva cosecha en Ucrania sería para el otoño, con margen para intentar desbloquear el acuerdo con Rusia.

De todos modos, clientes que antes recibían gran parte de sus aprovisionamientos de Ucrania han buscado alternativas tras el estallido de la guerra, dado que los retrasos en la exportación de cereales ucranianos motivaron la llegada de algunos cargamentos con mala calidad a otros puertos españoles. En buenas condiciones, el grano puede permanecer almacenado largos periodos de tiempo, pero harineras y fábricas de pienso suelen rotar sus aprovisionamientos cada tres o cuatro meses a lo sumo.

Además de Brasil, otro origen habitual de los cereales y harinas que se descargan en El Musel es Canadá y también llegan importantes partidas de maíz y trigo de Francia –que tiene más de una cosecha al año– y de cebada del Reino Unido, en este caso en pequeños cargamentos. Desde países como Letonia, Polonia o Suecia también se reciben cargamentos.

El maíz es clave para las fábricas de piensos asturianas. De las más de 59.000 toneladas de cereales que se importaron el año pasado desde Ucrania por El Musel algo más de la mitad, 30.000, lo fueron de maíz.

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