La transformación de la movilidad en la ciudad

La obra del intercambiador bloqueará parte del tráfico en El Humedal, pero en fases

El proyecto descarta cortes totales de calles para no colapsar la zona centro

En estudio la posible congestión en viales aledaños de un carril

Aspecto actual de la Acerona. | Marcos León

Aspecto actual de la Acerona. | Marcos León / S. F. LombardíaS. F. L.

Las obras del intercambiador de El Humedal, según la hoja de ruta diseñada por los técnicos, permitirá mantener el tráfico rodado en el entorno durante todo el año de trabajos. Sí habrá cortes de carriles, pero por fases, para que todos los viales afectados por el plan tengan siempre abierto, al menos, un carril que ayude a paliar las posibles congestiones. La obra, estructurada en cuatro partes, estima que necesitará cortes al tráfico puntuales en dos de ellas y cortes totales pero alternativos en las otras dos, incluyendo la parte de los trabajos que implican renovar todo el pavimento. El proyecto del intercambiador que impulsa el Principado, que plantea crear 190 metros de marquesinas en El Humedal –tal y como avanzó LA NUEVA ESPAÑA– para ordenar el tráfico de autobuses urbanos e interurbanos, sigue en conversaciones con el Ayuntamiento, que ultima la redacción de varios informes para alertar de un plan que, con su diseño actual, supondría a su juicio un "impacto" excesivo.

Mientras esos detalles se perfilan, los técnicos del proyecto han diseñado un plan de obra que, teniendo en cuenta su alcance y ubicación, no implicará un trastorno severo. En el informe del plan se explica que "sin perjuicio de otras soluciones" que pudiesen surgir más adelante, con la hoja de ruta diseñada hasta ahora ya se puede garantizar que los trabajos de los operarios resulten "razonablemente compatibilizados con los usos y tráficos" de las calles afectadas, que serán Palacio Valdés, Luarca, Paseo de la Infancia y la avenida de la Costa.

La parte más sencilla del plan, en cuanto al tráfico rodado, será la primera fase, que se centrará en el desmontaje del mobiliario urbano en las aceras a reformar –lo que implicará retirar provisionalmente postes publicitarios, papeleras, bancos, bolardos y marquesinas– y la propia obra en ellas, con la cimentación, soldado y labores de subestructura de las futuras marquesinas, que se colocarán al final de la obra. Esta primera fase terminará con demoliciones parciales en el Paseo de la Infancia, quitando las bandas de aparcamiento. Así, la obra en El Humedal supondría en este inicio más afección para peatones –que no podrán usar las aceras levantadas– que para los coches, para los que solo se plantean posibles cortes "muy locales" en algunos momentos, y siempre en carriles exteriores, los más próximos a las marquesinas.

Las molestias que pueda causar la obra se empezarán a notar más en la segunda fase, que es cuando toca reconstruir el firme de los carriles bus de la calle Palacio Valdés, en unos espacios donde actualmente existe un pavimento de adoquín. Se hará, no obstante, por fases, partiendo los dos carriles a la mitad, para que el corte nunca sea total y se pueda mantener el tránsito de viajeros en autobús incluso en mitad de la obra.

La tercera fase, en cuanto a su impacto al tráfico, será la más delicada. Tocará a estas alturas renovar la capa de rodadura de todos los carriles de circulación y su fresado, una tarea que no se puede hacer con el carril en uso. La idea que proyectan los técnicos, sin embargo, es hacer esta renovación por carriles y no por calles ni tramos de calles. La decisión se toma, también, por logística, ya que se entiende que las calles de la obra son demasiado amplias como para poder pavimentarlas por tramos de ancho a ancho. La previsión, así, es renovar las capas de rodadura de izquierda a derecha, dejando siempre al menos un carril operativo. En los tramos con tres carriles, de hecho, se tratará de dejar siempre libres dos, aunque sean con una ancho más reducido a lo habitual. El informe del proyecto recoge también la posibilidad de que en los carriles de los márgenes derechos, cuando coincidan con paradas de autobús, puedan renovarse en fases o en horarios nocturnos para no bloquear el uso del transporte público. La señalización horizontal (las rayas del suelo) se hará también por la noche para que el vial reabra antes de las horas puntas.

Por último, la cuarta fase en la obra del intercambiador de El Humedal supondrá un regreso paulatino de la calma, aunque será el momento más llamativo en cuanto a su impacto visual. Habrá que colocar las nuevas marquesinas, su señalización definitiva y el nuevo mobiliario urbano –en las infografías del plan los tramos de paradas, con techos con placas solares y juegos de espejos, incluyen múltiples zonas de estancia y para poder sentarse– en el entorno. Los técnicos señalan que no hay previsión que este remate del plan suponga alterar el tráfico rodado, y que de hacerlo será mediante cortes puntuales y muy localizados, y que las labores tampoco supondrán un gran trastorno para los peatones.

Mientras, el alcance real del proyecto del intercambiador se mantiene en unas conversaciones entre el Principado y el Ayuntamiento que no acaban de dar con un consenso cerrado. Desde el gobierno local se muestran preocupados por un plan que ha resultado ser, a su juicio, más llamativo de lo esperado, tanto por su impacto estético como por los posibles daños medioambientales que, temen, podría provocar el paso constante de autobuses. En los últimos días, además, fuente municipales señalan que se está estudiando un nuevo factor que sospechan que no se ha estudiado a fondo hasta ahora: cómo afectará todo el proyecto al tráfico rodado en calles aledañas. Preocupa, especialmente, el impacto que podrían sufrir los viales más próximos a la Acerona, por el entorno de la calle Langreo. En este tramo, muy residencial, las calles suelen ser estrechas y tener un único carril, y eso hace temer que pueda suponer, a la larga, tomar la decisión de restringir algunas de ellas al tráfico. Es uno de los asuntos que se están estudiando en los informes que quiere presentar el Ayuntamiento.

Alejandro Calvo: "La nueva estación intermodal tendrá ferrocarril y autobús"

El consejero de Fomento, Alejandro Calvo, lleva meses explicando que, a su juicio, el proyecto del intercambiador en El Humedal necesita "pedagogía", que la ciudadanía lo entienda, y asegurando que el proyecto, aún envuelto en la polémica, es independiente del plan de la estación intermodal, ahora en fase de redacción. Calvo, ayer, y quizás viendo de nuevo que hay voces que sugieren que el intercambiador podría suponer a la larga la renuncia a la intermodalidad, eliminando la estación de autobuses de Moreda, volvió a recordar este último proyecto en sus redes sociales. "Adif adjudicó la redacción del proyecto básico y de los proyectos de construcción de la terminal de Gijón: uno destinado a la nueva estación intermodal y, el otro, a la conexión con el túnel del metrotrén", señaló. "Esta actuación dotará a la ciudad de una nueva estación intermodal: ferrocarril y autobús", aseguró el consejero, que aprovechó la ocasión para volver a compartir uno de los planos que recrea cómo quedará el entorno de Moreda. También, para recordar los precios: según el estudio informativo, la actuación superará los 300 millones de euros de coste.

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