Gijón roza el millón de euros entre mordisco y mordisco: algo del Gordo, mucho quinto y poca chicha

Una administración de La Acerona y otra de El Corte Inglés reparten sendos décimos del Gordo: «Es una mezcla de felicidad e incredulidad»

Borja Muñiz descorcha cava junto a Teresa Rubiera y Aurora Alonso, en La Acerona. | Juan Plaza

Borja Muñiz descorcha cava junto a Teresa Rubiera y Aurora Alonso, en La Acerona. | Juan Plaza

Es un día caprichoso el de la Lotería de Navidad. Una vez al año hay un brillante bombo que juega a ser un dios con el dinero y el azar de por medio. Escupe las bolas y señala con el dedo a quiénes son los elegidos, los afortunados. La verdad es que esa gracia de millones suele llegar como un relámpago. Una auténtica descarga de felicidad y adrenalina. Lo que es menos habitual es que se tercie como el guion de una película de suspense. En un goteo constante como el de

ayer en Gijón. En la ciudad, no se produjo una lluvia de millones, pero sobró magia gracias al desarrollo de los acontecimientos. Algo parecido a un cuento de Navidad bien hilado. La cantidad repartida entre los grandes premios, dos boletos del Gordo, el 88.008, y diecisiete de varios quintos, alcanzó los 902.000 euros, distribuidos por varias administraciones. No es una cifra apabullante, pero sí llenó de alegría varios rincones.

El escenario principal de esta trama fue en el entorno de El Humedal. Entre tanto debate sobre el intercambiador de autobuses, en un pequeño local se coló la fortuna. Fue en uno de los clásicos. En «El Búho de la Suerte», la administración de lotería número 5, en la calle Palacio Valdés, la popular Acerona. En ella, Borja Muñiz contenía la alegría cuando todo el pescado ya estaba vendido. Había repartido 424.000 euros. Una cifra que puede parecer modesta si se compara con otras, pero llamativa en la forma. Sobre todo, porque muy pocos pueden decir que en un mismo día han repartido el Gordo y cuatro de los ocho quintos premios. A ese hito llegan los todopoderosos como la madrileña Doña Manolita. Poco más. Y menos las que son más modestas, como es el caso. «Creo que nunca antes se había dado en Asturias este caso. Es un día espectacular. Trabajamos desde antes de julio para conseguir repartir premios. Hicimos una estrategia clara este año: nos enfocamos en tener variedad. Y ha dado sus frutos», celebró.

Gijón roza el millón de euros entre mordisco y mordisco

Patricia Blanco y Aylin Torres en su administración de La Calzada. / Marcos León

Lo mejor es empezar por el principio. Con los quintos premios, más bien. En menos de dos horas, cuando todavía no eran las once y media de la mañana, «El Búho de la Suerte» sumó cuatro de ocho. Un décimo de cada uno. El 45.353, otro del 88.979, uno más del 01.568 y, por último, del 57.421. «Empezamos fuerte y marcando territorio. Hay margen todavía para dar más alegrías», pedía con prudencia Muñiz. Y acertó. El sorpresón llegó tarde, pasando la una y cuarto de la tarde. Un décimo de 400.000 euros. Un buen pellizco para agrandar el hito. «Es una mezcla de felicidad e incredulidad. Me enteré por mis empleadas. Vi el número en la pantalla, nos sonaba y lo comprobamos». Fue entonces cuando empezó el «barullu» de medios de comunicación. Sonó el corcho de un cava que bañó la acera. A brindar. Había caído el Gordo.Y ya se dejaba caer alguna felicitación entre aquellos que se enteraron «in situ». «Seguro que alguno lo ha rechazado porque no es un número bonito. Los que acertaron sabían por dónde tenían que pasar», bromeó el lotero. No caía allí un premio de la de Navidad desde le entrada del euro. Ya llovió. Y ya tocaba. «Nos hace ser muy optimistas de cara al futuro del negocio. Al fin y al cabo, trabajamos para dar premios. Es un trabajo muy bonito en el que repartimos ilusión». Y hubo una pulla a la Inteligencia Artificial: «Es una cuestión de azar, pero ChatGPT ha fallado».

Es la Lotería de Navidad otro ejemplo de que los avances tecnológicos tienen luces y sombras. Lo bueno, que las máquinas expendedoras o los intercambios hacen que los premios sean más repartidos. Más felicidad para todos. La mala, la ausencia de esa magia en las administraciones con los premiados. Cada vez es más difícil conseguir esa imagen de unidad y familia que genera celebrar la fortuna íntegra. La de los abrazos de los vecinos y el cava en abundancia para festejar la llegada del dinero a sus casas. Cuando son sueltos, el premiado lo celebra en la intimidad y acude al banco a cobrarlo. Es ejemplo de ello el otro pellizco del Gordo en Gijón. Ese décimo de 400.000 cayó en la administración de lotería que se encuentra dentro de El Corte Inglés, justo a la entrada por la calle Ramón Areces.

Gijón roza el millón de euros entre mordisco y mordisco

Gonzalo y Alberto García, con un cartel del décimo premiado, en El Corte Inglés. / Juan Plaza

«¿Disteis el Gordo? ¡La leche!», exclamó un cliente habitual de los hermanos Gonzalo y Alberto García. Entre bufandas y gorros expuestos a la venta, descorcharon sidra El Gaitero. «Mi pareja es de Villaviciosa. ¡Si saco otra cosa me mata!», confesó el segundo. Es la segunda vez que tocan la suerte en el sorteo de Navidad. Ya en 2001 repartieron un tercer premio. «Es la mejor manera de celebrar que cumplimos 25 años dedicados a esto. Un regalo, sobre todo para el que le haya tocado», corearon. Con el ansiado cartel y una camiseta para presumir del primer premio, se mostraron «muy contentos». «Dar el Gordo de Navidad es súper especial. Nos sonaba el número y cuando vimos que lo habíamos vendido, fue una alegría». No es para menos. Estas dos administraciones firman la séptima ocasión en la que el Gordo se reparte en Gijón. La última, en 2012. Sin olvidar el año pasado, cuando se repartieron entre trabajadores de Arcelor setenta papeletas del Gordo, unos cinco millones que cayó en Moreda. Ayer, la suerte volvió a sonreír tímidamente, a cuentagotas. Menos es nada.

Pellizcos para los veteranos del Sporting y Mar de Niebla

La Asociación de Veteranos del Sporting repartió casi 5.000 papeletas del 98.808, premiadas con 24 euros cada una –se jugaban cuatro euros– al coincidir con las dos últimas cifras del Gordo. Sin una cifra exacta, el montante rondaría los 100.000 euros. También en la asociación Mar de Niebla cayó la pedrea en el 98.094. Repartieron 2.500 papeletas, premiadas con diez euros cada una. En total, unos 25.000 euros que celebraron con una comida organizada con antelación. En la asociación vecinal «Esto ye Ciares» tocó lo puesto con el 86.588, por la terminación.

Jaime Cervera, en su administración, celebra los tres décimos repartidos del 88.979.

Jaime Cervera, en su administración, celebra los tres décimos repartidos del 88.979. / Marcos León

Mucho quinto premio, pero poca «chicha»

Gota a gota, la suerte fue por barrios en Gijón. De una forma modesta, sí. Pero algo es algo. Más allá de los dos boletos del Gordo, esos jugosos 800.000 euros, se repartieron diecisiete décimos de cinco quintos premios. Donde más se despacharon, en La Calzada y la céntrica plaza Seis de Agosto, con permiso de «El Búho de la Suerte», que dio cuatro. En el barrio, en la administración de Gran Capitán 14, cayeron 24.000 euros resultado de cuatro décimos del 86.007. Allí Aylin Torres podrá colocar ese número en una pared donde ya luce el segundo premio del Niño del año pasado y un quinto premio en 2015. «Cuatro décimos ya es un pellizquín curioso», festejó. «Nosotros solo damos premios por máquina al ser un local compartido. Eso hace que sea todo mucho más compartido y bonito», opinó. Eso sí, hace más difícil que se conozca al agraciado. 

La otra administración más agraciada repartió tres décimos en José Las Clotas Gijón. Unos 18.000 euros del segundo quinto premio, el 88.979. «No somos de hacer mucha celebración. Estamos contentos, dimos un quintos premio también en 2014 y 2019.Algo se rascó, que es lo importante», señaló tímido el lotero Jaime Cervera. Los otros décimos de quintos premios fueron a parar a siete administraciones cada una. Entre ellas, la número 26 que está en la calle Aguado, en La Arena, con un boleto del 01.568. «Sabe a gloria. ¡Es el primer año que estamos al frente!», festejó el lotero Jorge Fernández.

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