Nadie pasa hambre en la calle Mieres gracias a la Cocina Económica de Gijón

La entidad sirve más de 200 cenas navideñas gracias al "esfuerzo extra" de sus voluntarios: "Se crea un ambiente muy familiar"

Mientras la plaza Mayor era hervidero familiar de gritos y bailes por el estreno de las "pequecampanadas", a pocos minutos a pie, en la calle Mieres, el último día del año encaraba su recta final con una cola ya larga de ciudadanos que esperaban hacerse un sitio para cenar en la Cocina Económica. Marisela Cueto, responsable del comedor social, supervisaba los últimos preparativos de un menú especial: salpicón de marisco, sopa con pollo, chuleta de sajonia –con opción de pollo asado para quienes no comen cerdo– y verduras. De postre, una caja con fruta del tiempo, dulces navideños y uvas para que los usuarios pudiesen despedir el año como manda la tradición. "Parece una tontería, pero siempre tratamos de hacer algo especial en las fiestas y la gente lo agradece mucho. Hay muchas personas que están solas y aquí logran crear un ambiente muy familiar y respetuoso", señaló la responsable.

Las cenas en la Cocina Económica suelen reunir a unos 150 usuarios cada noche. En días especiales como los de estas fechas, siempre se superan los 200 –fueron 256 en Nochebuena–, así que la entidad hace un esfuerzo especial para sacar el menú adelante. "No sería posible sin los voluntarios. Hay gente que trabajó por la mañana y que se apuntó como voluntario por la noche, porque tenemos a gente de baja por la gripe. El equipo es una maravilla", agradece Cueto, que explicó que, aunque la entidad sigue ofreciendo llevarse los menús en tápers a casa –un formato que ganó fuerza a raíz de la pandemia–, en días especiales la mayoría de los usuarios, si puede, quiere quedarse en el comedor. "Hay mucha gente que no tiene familia y que se siente muy sola, y aquí pueden charlar entre ellos y con nosotros. Nuestras caras les resultan ya muy familiares, todos nos conocemos. En Nochebuena hubo un ambiente maravilloso, nadie se quería marchar", explicó Cueto.

La cocinera Esther Garrido, ultimando el menú. | Ángel González

La cocinera Esther Garrido, ultimando el menú. | Ángel González / S. F. Lombardía

En la cocina, esta Nochevieja, la cocinera Esther Garrido se despidió a la tarde de su marido diciendo: "Te veo esta noche o el año que viene, aún no lo sé". Con una rutina muy trabajada, los menús especiales de la Cocina Económica exigen un esfuerzo extra por parte de toda la plantilla. "Son de esos días que sabes cuándo empiezas pero no cuando acabas, porque siempre queremos que coma todo el mundo. Pero siempre merece la pena", aseguró. Las mesas del comedor estaban decoradas con velas y, junto al café, como excepción, se sirvieron también chupitos. "Son licores sin alcohol, pero lo disfrutan muchísimo", garantizó Cueto. Ayer, la Cocina Económica sirvió también menús especiales para comer y para cenar, y prepara otra sorpresa para la jornada de Reyes. En 2023, sin contar el mes de diciembre, se sirvieron 206.974 comidas, con una demanda aún al alza desde la pandemia. "Seguimos notando que viene más gente porque hay mucha inmigración, y son personas que, como no les dan el permiso para trabajar y asentarse, acuden a nosotros. Es gente que lo pasa muy mal, pero son personas respetuosas y amables", concretó Cueto.

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