Nervios e ilusión para entregar las últimas cartas a los Reyes en Gijón: "Es un día muy bonito"

"Sentí felicidad cuando estuve con ellos", asegura uno de los pequeños que participó en la recepción real de esta mañana

La plaza Mayor era un hervidero de ilusión que terminó por explotar con la llegada de Sus Majestades de Oriente. Los vítores atronaron cuando Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron y saludaron a sus fieles seguidores. Melchor fue el más cercano con los críos que le aclamaban en el ágora gijonés. Las largas colas denotaban que pequeños y mayores querían pasar un ratito con los Reyes. El tradicional encuentro tuvo lugar en el salón de recepciones del Ayuntamiento, donde los niños iban pasando poco a poco para compartir confidencias con los Reyes Magos. Unos eran más tímidos, otros charlaban animadamente con los responsables de que vivieran la jornada con tanta emoción.

«Es un día muy bonito y prestoso, recibir a los Reyes es una tradición», afirmaba Beatriz Fernández, madre de Diego y Pablo Martínez. A este último, de 6 años, Baltasar le obsequió con un revoltijo. «¡Qué suerte, es justo tu favorito!», gritaba su madre. «En Gijón hoy es un día intenso», reconocía. Los pequeños tenían la lección más que aprendida. «Esta noche, a la cama pronto», les recordaba Beatriz Fernández.

A Jimena Allende, de 8 años, se le hizo corto el tiempo con los Reyes Magos. Lo exprimió al máximo, eso sí. «Me encantó, fue muy guay», señaló. En su carta de deseos faltaba una petición, por lo que aprovechó la visita para pedirles a Sus Majestades un libro. A Hugo Sañoso le bastaba la palabra «felicidad» para definir las sensaciones experimentadas junto a Melchor, Gaspar y Baltasar. «Me dijeron que había sido bueno», subrayaba el niño. Con Fernando Antuña, sin embargo, tiraron por lo académico. «Me preguntaron qué tal las notas del colegio», sostuvo.

Las familias celebraban el retorno de la recepción en el Consistorio tras los encuentros en el teatro Jovellanos de los últimos años. «Para los padres igual era mejor en el Jovellanos porque todo era más corto y rápido, pero esto es mucho mejor para los niños», admitía Lucía Menéndez, madre de Sergio y Miguel Cuetos. Los críos hicieron cola desde por la mañana para ser de los primeros en tener el cara a cara con Sus Majestades. «Estaba nervioso», revelaba Miguel Cuetos, que fue tajante. «Nos preguntaron cuál de los dos hermanos se portó mejor y fuimos sinceros. Que en casa nos portábamos regular pero fuera, bien», aseguraba el pequeño. Fueron varias horas de risas, besos y algún que otro llanto entre los asustadizos.

Jurema Antuña acudió a la cita con su hijo Alejandro Peña, de 8 años. «Ves la ilusión de los críos y al final la tienes tú también», manifestaba Antuña, para la que la vuelta de la recepción en el Ayuntamiento es un acierto. «Echábamos de menos reencontrarnos con ellos otra vez aquí», proclamó. Alejandro Peña no podía ocultar su nerviosismo. «Lleva así desde ayer y mañana, más todavía», bromeaba Jurema Antuña, que disfrutó como nadie viendo el rostro de alegría de su hijo. Un sentimiento que los Reyes Magos transmitieron a los pequeños gijoneses en el regreso de una cita emblemática de cada cinco de enero en la ciudad.