Los comerciantes de Gijón celebran que "se nos escuche" antes de iniciar obras

Los dueños de negocios avalan el plan municipal, pero piden "planificación" y "evitar retrasos"

Con muy buenos ojos. Así ven los comerciantes la nueva hoja de ruta que adoptará el Ayuntamiento para mitigar el impacto negativo que puedan tener sobre los negocios las obras en la vía pública. El gobierno local y la Unión de Comerciantes estarán en permanente contacto para estipular un calendario de actuaciones que dañe lo menos posible el día a día de los vendedores. El sector, aliviado, celebra que su voz tenga peso.

Isidoro Polo, propietario de la tienda de informática "Asturtek", en la avenida Pablo Iglesias, bromea con que sus clientes deben hacer "salto de obstáculos" cuando desean entrar en el establecimiento. "Lo más gordo de las obras lo tenemos ahora delante", lamenta Polo, que aplaude la comunicación que existirá entre el Consistorio y el sector para planificar los trabajos. "Queremos que se nos tenga en cuenta y se preocupen de qué necesidades podemos tener", indica el dueño de "Asturtek", que propone, por ejemplo, flexibilizar las labores en función de los horarios de los negocios para minimizar las consecuencias.

Isidoro Polo ve un paso adelante el plan municipal de cara a que "se escuche" a los comerciantes afectados por una potencial obra. Más de lo mismo sobre la compensación económica que surgiría en caso de que las constructoras se vayan de plazo. En ese sentido, habría una convocatoria de ayudas a los comercios perjudicados. "Lo veo perfecto, aunque lo ideal sería que no tenga que haber esa compensación, porque querría decir que las obras han terminado a tiempo", afirma.

También en Pablo Iglesias está Jorge Díaz, de "Jorge Díaz Alta Costura", que reprocha que, donde antes había una parada de autobús, en un futuro habrá contenedores. Una dificultad para darle visibilidad al escaparate. Sobre la iniciativa municipal para atender con más ahínco las demandas del sector, solo tiene pensamientos positivos. "Es estupendo, una buena medida para el futuro. Nunca estará mal que se pacten las obras en las épocas que nos convenga a todos", señala Díaz, para el que los trabajos en las calles se deben realizar pensando tanto en los comercios como en los paseantes. El propietario de la tienda, eso sí, se muestra escéptico con las posibles indemnizaciones económicas. "No tengo mucha confianza. Seguro que se buscará una manera para convencernos de que el retraso en una obra es necesario", asegura.

En la calle Cataluña, grúas, vallas y escombros copan el espacio. De ahí que Icíar Fernández, empleada del kiosco Momar, abrace el plan consistorial. Espera con temor el momento en el que las labores impliquen levantar la acera frente al kiosco. "Tendrán que poner una pasarela en condiciones", asevera Icíar Fernández, que apoya la posibilidad de que los comerciantes perciban una retribución a partir de los ingresos derivados de las demoras de las adjudicatarias. "Sería lo suyo, porque sé de gente que ha cerrado de negocios por culpa de esto", sostiene.

En la calle Río Eo, las obras ya concluyeron hace meses. Fue un calvario para los negocios, como atestigua Francisco José González, de "Doctor Zapato". "Es un paso para evitar conflictos, aquí bajó mucho la facturación durante la obra", subraya González. "Las obras se tienen que hacer igual, pero que se hagan de manera que nos afecte lo menos posible", reivindica el comerciante.

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