La nueva comisaría de la Policía Local de Gijón recordará con una placa a los agentes asesinados por ETA

El sargento asturiano de la policía municipal de Irún José Díaz Fernández llevaba ya 20 años viviendo en el País Vasco cuando el 2 de noviembre de 1977 tres terroristas de ETA le esperaron en el portal de su casa para matarle. A corta distancia, le descerrajaron varios tiros que le dejarían sin respiración, antes de que enfilara las escaleras de su bloque. Casado y con dos hijos, uno de ellos bajó a la calle a buscarle cuando aún se mantenía con vida, para fallecer poco después. Ahora, el nombre de José Díaz Fernández será el primero de una larga y funesta lista de 25 nombres de policías locales asesinados por ETA cuyo nombre quedará grabado para siempre en la memoria gracias a la colocación de una placa a la entrada de la nueva comisaría de la Policía Local, cuyas obras están próximas a terminar. "Fueron policías que dejaron su vida para que nuestro país sea hoy un lugar más seguro", expresó la concejala de Seguridad Ciudadana, Nuria Bravo.

El nombre de José Díaz Fernández es el primero de la lista por cronología. Los asesinos del asturiano escaparon en un taxi robado. Amordazaron al conductor y se deshicieron del vehículo, que horas después, fue encontrado en Rentería (Guipúzcoa). Recogen las crónicas de la época que contaba a sus allegados que de nada servía tomar medidas de seguridad. "Cuando le esperan a uno es la escalera de su casa ¿qué le vamos a hacer? Lo único es aguardar a ver a quién le toca la china la próxima vez", comentaba esta víctima. A este nombre le sigue el de Manuel Lemus Noya, tiroteado desde un coche el 24 de febrero de 1978 en Santurce, provincia de Vizcaya. Era agente de la Policía Local de Bilbao. No murió en el acto, sino que agonizó hasta el 6 de abril. La idea de colocar la placa, explica Bravo, partió de la Jefatura de la Policía Local. "Nos pareció una idea extraordinaria", apostilló la edil. "Será muy especial para todos los agentes ver ese recuerdo de compañeros cuyo trabajo supone una inspiración y una motivación", concretó Bravo. El formato de la placa aún se está valorando. El Ayuntamiento baraja varias opciones.

La mayoría de los asesinados fueron emboscados. Los fueron a buscar a su casa o a su trabajo y los acribillaron a tiros. Hay tres que no. Hay tres que murieron en atentados con coches bomba. Son Víctor Manuel Puerta Viera y José Luis Jiménez Vegas, asesinados en el atentado de Muchamiel, en Alicante, y Jesús Rebollo García, asesinado tras la explosión de una bomba en la madrileña plaza de Callao en Madrid en 1995. El atentado de Muchamiel se produjo 16 de septiembre de 1991 y fue un intento fallido de ataque con coche bomba. ETA había robado un Ford Fiesta para atentar contra la casa cuartel de la Guardia Civil de este pueblo. Cuatro años antes lo hizo en Zaragoza.

Los terroristas remolcaron el coche sin conductor hasta el edificio y lo dejaron caer esperando que, al chocar, explotara. Fallaron. El coche se empotró contra un banco cercano y no hubo detonación. Al día siguiente, la Policía Local se llevó el coche al depósito en la creencia de que fue un accidente de tráfico común. En el traslado, el vehículo explotó. Murieron los dos agentes, el conductor de la grúa y hubo 27 personas heridas. La bomba de la plaza de Callao explotó el día 19 de junio de 1995. Rebollo García era padre de cuatro hijos y llevaba en la Policía Local de Madrid 15 años cuando lo mataron. Se encontraba junto a otros compañeros acordonando la zona y despejándola, después de haber recibido una amenaza de bomba, cuando un coche explotó. Le alcanzó un trozo de hierro desprendido de una papelera. Un placa en la madrileña plaza le recuerda desde el 2018.

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