Encuentro del Fondo Capital Riesgo Gijón Invierte II

El salto de empresas "made in Gijón": freno a la fuga de cerebros y más multinacionales

El fondo de inversión municipal moviliza en un año 1,2 millones para entidades locales: "Ya no hay falta de vocación emprendedora"

El salto de empresas "made in Gijón": freno a la fuga de cerebros y más multinacionales

Pablo Solares

El empresario gijonés Ignacio Escudero aún recuerda cómo, hace no tantos años, evitaba poner la palabra "Gijón" en sus tarjetas de contacto cuando visitaba a posibles socios de negocios en Madrid o Barcelona. Sus tarjetas, hoy, sí llevan el nombre de lo que, más que una ciudad, se entiende ahora como una "marca" renovada y que, tras décadas sufriendo una suerte de "mala prensa" por la falta de emprendedores en Asturias, sí da hoy garantías a posibles inversores. Y este sello local, a juicio de Gijón Impulsa, se debe, en gran parte, al fondo de capital riesgo municipal, un servicio no muy conocido fuera del ámbito empresarial pero que solo desde el año pasado ha movilizado 700.000 euros para potenciar el crecimiento de entidades locales. En un encuentro en el Parque Tecnológico organizado por LA NUEVA ESPAÑA y patrocinado por Gijón Impulsa, además de este balance, se dieron a conocer cuatro de los casos de éxito más representativos de este proyecto nacido en 2010 y que se renovó el año pasado en una segunda edición para la que ya se han blindado cinco millones de euros. Al encuentro, moderado por Ignacio Peláez, jefe de sección de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, asistieron además de estas empresas la vicealcaldesa, Ángela Pumariega, y el director gerente de Gijón Impulsa, Luis Díaz, así como Jesús Torres, consejero delegado de Torsa Capital, que ejerce como gestora del fondo y que asegura que Gijón es, hoy, "el lugar idóneo" para el tejido empresarial asturiano.

Escudero es uno de los impulsores de Altabox, una empresa que ofrece soluciones tecnológicas a otras entidades, y explica que fue el propio Torres quien se presentó un día en sus oficinas a hablar de un mundillo en el que ni Escudero ni sus socios se habían planteado entrar jamás. Y tampoco lo hicieron de manera inmediata. "Tras varias reuniones y pensarlo mucho mi socio y yo decidimos que no necesitábamos esa inversión en aquel momento", reconoce el impulsor. La semilla, sin embargo, quedó sembrada, y tiempo después, cuando los dos socios descubrieron de la existencia de una empresa muy similar a la suya en Barcelona, se acordaron de Torres. "Su salud financiera era distinta y nos planteamos comprarla, pero ni mi socio ni yo sabíamos nada de comprar empresas. Jesús, sin embargo, tenía pinta de que sí sabía", bromea. Fue así como Altabox entró en la "red" del fondo de capital gijonés y la primera gran inversión de éste en un sector que Torres define como de "tecnología sofisticada".

Para Altabox –y el resto de empresas se manifestaron ayer en términos similares– esta colaboración no fue solo una cuestión de dinero. "Más allá de eso, nos ayudó mucho sentirnos asesorados en los pasos que íbamos dando", aclara el impulsor, que explica que, si bien la empresa tuvo que adecuarse a una forma de trabajar un poco más "profesional", con reuniones del consejo y un funcionamiento interno más pautado, la nueva realidad de Altabox jamás tuvo la sensación de recibir injerencia alguna, quizás gracias al carácter afable de Torres. "Jesús venía a los consejos con su café a decirnos que muy bien todo. No era lo que esperábamos", asegura, entre risas. Luis Díaz aporta un matiz: "Es importante que las empresas no tengan en esos consejos la imagen del Ayuntamiento, que es quien está detrás y desde un plano más retirado. Para la funcionalidad del fondo esto es muy importante: que desde la administración y la política sepamos mantener la distancia óptima, sin injerencias, incluso aunque pudiese resultar ‘apetecible’ lo contrario".

Ese huir de posibles intromisiones no implica, sin embargo, un desconocimiento de cada operación por parte de Gijón Impulsa. Torres ahonda: "Las empresas siempre preguntan qué papel jugará el Ayuntamiento, qué participación tendrá en sus grupos. Y en nuestro caso el Ayuntamiento ha decidido un método mediante el cual no tenemos competencias directas, sino que es la gestora la que identifica proyectos viables e invertibles. La decisión final se toma en un comité de inversiones que preside Ángela Pumariega, participan en ese punto crítico de poner el dinero, pero el resto del proceso el Ayuntamiento lo que hace es ayudar". Y Díaz lo justifica: "Consideramos que desde las políticas públicas es necesario crear instrumentos que sigan el ritmo de las empresas. En las administraciones no solemos ser tan ágiles por nuestros marcos normativos, pero con vehículos como este sí podemos coger la misma velocidad de crucero del tejido empresarial".

"Es una apuesta política que ha sobrevivido a cambios de gobierno", destaca Pumariega

Ese buen engranaje sirvió también para hacer despegar a Cubers, fundada en 2001 en Gijón como una entidad dedicada a comprar y vender hielo. Carlos Ramírez, su director de Marketing, bromea ahora recordando su decisión de instalar una fábrica en Gijón en "el momento más estupendo", en 2011, en el meollo de la crisis económica. "Hicimos la apuesta y el proyecto era viable, pero nos quedamos un poco tensionados en tesorería y nos pusieron en contacto con Jesús. Eso nos abrió un mundo, porque la entrada del Ayuntamiento y del fondo nos dio un impulso de profesionalización", señala. Recuerda, incluso, los números: una aportación de 500.000 euros que acabó generando un retorno de 750.000. "Para nosotros fue muy bonito poder devolver a los ciudadanos su ayuda, y después de eso nos pusimos en contacto con una empresa líder del país y nos juntamos, haciendo que desde 2018 seamos la primera multinacional de hielo en Europa. Nuestro horizonte, ahora, es convertirnos en la empresa de hielo más importante del mundo", asegura.

Altabox y Cubers fueron ayer los dos ejemplos de éxito de esa primera etapa del fondo, pero Torres quiso poner sobre la mesa otras dos experiencias, las de Autecnia y Microviable Therapeutics, como ejemplos también prometedores. Al encuentro de LA NUEVA ESPAÑA acudieron, por Autecnia, los socios Emilio Ovies y David Díaz. En 2019, resume Ovies, salieron de su "zona de confort" y decidieron emprender: "Éramos trabajadores por cuenta ajena y en puestos consolidados, con una vida cómoda y unos ingresos que hoy todavía no tenemos. Hicimos esta apuesta empresarial simplemente porque nos hacía ilusión". Como desde el principio supieron que su condición de ingenieros les limitaría a la hora de entender ciertas claves sobre gestión, Ovies se apuntó a un máster –ahora recuerda entre risas que la pandemia le pilló con una empresa incipiente y estudios presenciales– y escuchó a Torres dando una charla sobre capital y fondos de riesgo. "Al salir de clase me llamó diciendo que me tenía que pasar los apuntes", recordaba ayer su socio. Así surgieron los contactos para una inversión que ya se ha formalizado y que sorprendió a los emprendedores por su agilidad. "Se dice que la burocracia es lenta, pero en este caso todo ha ido muy rápido. Y para nosotros los tiempos eran fundamentales", aseguró Ovies.

Otro caso prometedor es el de Claudio Hidalgo, uno de los impulsores de Microviable Therapeutics, que surgió en 2016 como un "spin off" del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y para desarrollar una patente de la Universidad de Oviedo. "Desarrollamos un dispositivo médico que hoy comercializamos en 20 países y con los que recogemos muestras biológicas para trabajar con bacterias del cuerpo humano, sobre todo intestinales, y a partir de ahí desarrollar nuevos fármacos", resume. Su evolución empresarial, asegura, ha sido gracias a la "estrecha colaboración" con Gijón Impulsa y con el fondo de capital, que les permitió un apoyo inicial para transformar su idea en una empresa, primero, y consolidarla ahora con nuevos empleados que les permite acercarse a su gran objetivo: realizar ensayos clínicos que prueben la efectividad de su idea y llegar al mercado. "El apoyo del fondo ha sido evidente porque nos ha permitido crear empleo que es, además, cualificado, doctores y profesionales que aportan un valor incalculable. Varios de ellos habían emigrado a otros países y han podido retornar a España gracias a esto", agradece.

El fondo, por tanto, funciona. Y lo hace, a juicio de Ángela Pumariega, por tratarse de una apuesta política que ha sobrevivido a los cambios de gobierno. "Fue en su día una iniciativa pionera, con el Ayuntamiento como partícipe único, y con el gran objetivo de dotar de solvencia económica a empresas nuevas y otras ya creadas y que pueden crecer", explica. Para ella, la importancia del fondo se debe entender en el contexto del Parque Científico y Tecnológico, impulsado por "la apuesta desde el Ayuntamiento en los últimos mandatos" e independientemente del signo político de quien gobernase. "En esto siempre se ha estado de acuerdo y es importante, porque fue el primer parque empresarial del país de titularidad pública y es hoy un ejemplo de éxito", detalla la vicealcaldesa, que aclara también que este modelo se quiere ahora "replicar" con la anunciada ampliación del parque, que se "desatascó" a inicios de mandato con un ligero cambio en las fincas integradas en la primera fase de obra, y también con el diseño en marcha del parque empresarial en Naval Gijón. "Merece la pena porque en el parque hay 5.500 personas empleadas, la mayoría con trabajos de calidad y con muchos jóvenes, que es algo clave para el reto demográfico", concretó. El Parque Tecnológico, hoy, supone el 20 por ciento del PIB de Gijón.

Todos los empresarios se mostraron de acuerdo en la necesidad de ampliar la infraestructura empresarial del municipio. Según Díaz, de hecho, hoy en día la demanda de las empresas ya supera a la oferta: faltan espacios. El fondo de capital, por su parte, cubre ese apoyo económico que permita que el tejido crezca sano y no se quede atrás por falta de oportunidades. Ya se está en ello. Eduardo Cubiles, de Torsa, explicó ayer que, desde el febrero de 2023, cuando se relanzó el fondo, se ha contactado con 21 empresas y el comité de inversiones ha avalado apoyar a ocho. Ahora mismo, se han formalizado en cartera cuatro, por valor de 700.000 euros, y otras tres están ya en fase de estudio para movilizar otros 500.000.

El único ingrediente que podría faltar, ahora, es el emocional. El ejemplo de Escudero y sus tarjetas ya es buen síntoma. "Desde 2010 surgió un punto de inflexión en la falta de vocación emprendedora. Hoy se puede decir que ya ha desaparecido", aseguró Torres. "Quizás ahora, lo que falta, es una inyección de autoestima; acabar con ese pesimismo que aún sigue pero que ya no se corresponde con la realidad", sugirió Ramírez.