El debate sobre cardiopatías fetales de Cabueñes reúne a más de 150 sanitarios

"Podemos ver anomalías en corazones más pequeños que una moneda de un euro", señalan los expertos del Congreso de Atención Prenatal

Por la izquierda, Beatriz Duplá, Javier Arenas, María Luisa Sánchez y Óscar Vaquerizo, ayer, en el salón de actos del Hospital Universitario de Cabueñes.

Por la izquierda, Beatriz Duplá, Javier Arenas, María Luisa Sánchez y Óscar Vaquerizo, ayer, en el salón de actos del Hospital Universitario de Cabueñes. / Marcos León

Más de 150 de sanitarios de todo el país acudieron ayer al Congreso de Atención Prenatal que organiza anualmente y desde hace 15 años el Hospital Universitario de Cabueñes. En esta edición, superados ya los cambios logísticos que trajo la pandemia, la cita volvió a tomar como sede el salón de actos del hospital, con un eje temático –las charlas terminan hoy– centrado en la detección fetal de patologías cardiacas. El doctor Javier Arenas, presidente del congreso, se encargó también de las primeras charlas a los asistentes, en las que compartió datos como que para el 90 por ciento de las cardiopatías fetales no existen aún hoy factores de riesgo conocidos y que la detección precoz de estas patologías, fundamentales para planificar posibles tratamientos, pueden detectarse ya desde la semana 13 de gestación.

A la inauguración formal del congreso, además del propio Arenas, asistieron también la gerente sanitaria del área, María Luis Sánchez, y Óscar Vaquerizo, jefe de sección de Obstetricia de Cabueñes, así como Beatriz Duplá, presidenta de la Asociación de Ginecología del Principado de Asturias (AGIPA), que anunció que en un par de semanas Arenas será nombrado socio de honor de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Un reconocimiento que Arenas, en broma, señaló que es al tiempo un "honor" y, quizás también, un aviso de que se está haciendo mayor. "Este tipo de nombramientos te indican a veces que vas dando caminos hacia la fosa; que te nombran socio de honor porque quieren que les dé tiempo a hacerlo antes de que te mueras", dijo, entre risas. Vaquerizo, por su lado, se felicitó de que el hospital aglutine anualmente a ponentes que son "referencia" en la materia, como es el caso de los doctores Alberto Galindo Izquierdo (Hospital 12 de Octubre) y José Antonio Sainz Bueno (Hospital Universitario Valme).

En datos, el doctor Arenas señaló que aún hoy es complicado señalar cuál es la tasa de detección de cardiopatías fetales. Las últimas guías oficiales hablan de entre el 50 y el 60 por ciento, pero la ausencia de un registro nacional de cardiopatías congénitas impide tener datos precisos. Sobre la causa de estas malformaciones, existen también muchas incógnitas. Explicó Arenas que se estima que el 6 por ciento se deben a cromosomopatías y un 3 por ciento a síndromes genéticos, y otro 2 por ciento, aproximadamente, a factores maternos, relacionados con fármacos o causas ambientales. Sí se sabe, sin embargo, que un diagnóstico precoz es siempre importante. "En el primer trimestre se puede y se debe hacer una exploración: la mayoría de cardiopatías ya pueden detectarse. El corazón fetal no cambia, tiene la misma morfología en la semana 13 y la 33; solo es más pequeñito", aseguró el experto, que explicó que las guías pautan hacer estudios a las madres gestantes entre las semanas 15 y 16, pero que a partir de la 13 ya se podría hacer un primer análisis. En la semana 20, el corazón fetal no alcanza el tamaño de una moneda de un euro, pero los ecógrafos actuales –ayer y hoy se debatirá también la importancia de saber manejarlos– permite detectar anomalías con un alto grado de detalle.

Señaló también Arenas que en las últimas guías se estima que estas cardiopatías presentan una tasa de incidencia de entre ocho y nueve afectados por cada 1.000. También, que pueden suponer el 20 por ciento de las muertes neonatales –es cuando ocurren en el primer mes de vida del niño– y el 40 por ciento de las perinatales –ocurren durante la gestación o en los día posteriores al nacimiento–, y que una detección temprana permite, en los casos más complejos, que los padres tengan tiempo para estudiar una interrupción voluntaria del embarazo o, en casos viables, planificar tratamientos o cirugías en un hospital especializado en ello.

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