Barrer para casa | Elena Rodríguez Díaz Gijonesa, ingresó en la Real Academia de la Historia

"Existen documentos clasificados de hace cientos de años a los que aún no podemos acceder"

"A menudo pienso en la contradicción de nuestra época, que se considera ‘avanzada’ pero que ha hecho más daño que ninguna otra, con armas pavorosas que pueden causar la devastación absoluta, contaminación y cambio climático que pueden llevar a la extinción"

Elena Rodríguez Díaz

Elena Rodríguez Díaz / LNE

Tino Pertierra

Tino Pertierra

La gijonesa Elena Rodríguez Díaz, catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas en la Universidad de Huelva, entró en la Real Academia de la Historia para cubrir la vacante de la medalla 12, que ocupaba el fallecido Carlos Seco Serrano. Licenciada en Geografía e Historia (1984) y doctora en Historia (1989) por la Universidad de Oviedo, Rodríguez es especialista, además, en Codicología y Paleografía latinas, así como en Diplomática.

-Después de 34 años en Huelva, ¿qué significa Asturias para usted? 

-Es mi origen. Aunque nací en Madrid (1961), ya cumplí mi primer año en Gijón. Casi todos mis recuerdos de infancia y juventud están vinculados a Asturias. Mi familia más cercana vive en Gijón y yo tengo ahí mi segunda residencia. 

Casi todos mis recuerdos de infancia y juventud están vinculados a Asturias

-Del mundo que vivimos hoy, ¿qué llamará la atención de los historiadores dentro de cien años? 

-No sé, eso es casi ciencia-ficción, pero de lo que no tengo duda es de que se investigarán las causas del mundo que les dejemos en herencia. A menudo pienso en la contradicción de nuestra época, que se considera "avanzada" pero que ha hecho más daño que ninguna otra del pasado, con armas pavorosas que pueden causar la devastación absoluta, contaminación y cambio climático que pueden llevar a nuestra propia extinción y un modo de vida acomodaticio que favorece la disminución de la inteligencia. No estoy segura de que los logros de nuestra era superen a los perjuicios. 

-Paleografía. Se ocupa de...

-La paleografía descifra las escrituras antiguas, estudia su evolución técnica y trata de comprender la escritura como una manifestación de la cultura humana. En este caso, la paleografía latina, que estudia las escrituras que evolucionaron desde las que se usaban en la antigua Roma. Es una disciplina transversal porque abarcamos un arco cronológico y temático amplio, desde el mundo romano hasta la actualidad, en relación con las instituciones, los oficios gráficos, la cultura intelectual, artística y literaria, la sociedad, la tecnología, la economía, etcétera.

"No estoy segura de que los logros de nuestra era superen a los perjuicios"

-Cuénteme su historia.

-Soy vocacional. Siempre quise investigar en Historia, fue algo que me atrajo desde muy pequeña, supongo que por influencias familiares y por lecturas. Una de las muchas historias que me fascinaban era la de Champollion, sobre cómo había conseguido descifrar los jeroglíficos egipcios con la piedra de Rosetta y cómo ese logro permitió el acceso directo a los textos e inscripciones de la civilización egipcia, como si escucháramos directamente las voces del pasado. En el Bachillerato me gustó mucho el griego, más que el latín, porque se escribía en un alfabeto diferente. Llegué a la Universidad queriendo especializarme en Historia Antigua, pero Ignacio Ruiz de la Peña me desveló los atractivos de la Historia Medieval y, en cuarto de carrera, cuando cursé Paleografía con Josefa Sanz lo tuve claro: aquello era como el griego y como Champollion, había que descifrar escrituras que luego permitían sumergirte en otros tiempos. 

-Lo tuvo claro.

-Ahí decidí dedicarme a estudiar las fuentes escritas medievales y, durante la elaboración de la tesis doctoral, decidí especializarme en el estudio de los libros manuscritos. Nunca me he arrepentido. Sigo sintiendo la misma fascinación cada vez que tengo en mis manos un códice o un documento de la Edad Media, no importa cómo sea su factura: suntuosa como el Códice Rico de Cantigas, de Alfonso X, o modesta como los materiales de clase recopilados por un joven estudiante de la Universidad de Salamanca llamado Antonio de Nebrija. 

-Tener buenos maestros es clave.

-Sus enseñanzas son los cimientos sobre los que después se levantará, según la capacidad, inteligencia y determinación de cada uno, una construcción más o menos sólida. Son como las raíces de un árbol, el fundamento. Siempre estaré agradecida a mis maestros.

-¿La forma de escritura dice mucho de una sociedad? 

-Más que la forma, la diversidad de tipos de escritura. Lo primero que hay que tener en cuenta es que hablamos de épocas en las que solo se escribía a mano. Cuanto mayor era el uso que las personas hacían de la escritura en una sociedad, más se diversificaba esta en multitud de variantes. También es muy interesante estudiar los usos de la escritura porque, en sociedades gráficamente poco desarrolladas, solo una minoría sabía leer y escribir. No solo porque no todo el mundo tenía acceso a la enseñanza, sino porque aprender a leer o a escribir bien ocupaba mucho tiempo, un tiempo que una gran parte de la población no podía permitirse. No obstante, hubo muchas realidades diferentes según épocas o culturas. 

"Internet solo ha supuesto beneficios, las digitalizaciones de documentos y libros facilitan mucho la investigación"

-¿Qué aporta internet a su campo? ¿Y la inteligencia artificial? 

-De momento, internet solo ha supuesto beneficios. Las digitalizaciones de documentos y libros nos facilitan mucho el trabajo de investigación, aunque siempre haya que desplazarse para algo, al menos los codicólogos necesitamos "tocar el pergamino", literalmente porque su grosor o su textura nos transmiten información, al igual que el papel antiguo. También el acceso a múltiples publicaciones científicas casi en el acto agiliza la investigación. La inteligencia artificial es una incógnita por el momento. Ya se ha ensayado con programas de desciframiento paleográfico, pero todavía son muy defectuosos, quizás la inteligencia artificial sea capaz de suplir la parte más técnica de la disciplina con el tiempo. 

-¿Hay un valor civilizatorio de la escritura y la lecto-escritura como tecnología operatoria vital para el desarrollo social? 

-Desde luego, todos los logros intelectuales y científicos no habrían sido posibles sin un instrumento que permitiera la conservación y la transmisión del conocimiento. Ese instrumento es la escritura. El ser humano actual no ha llegado a las estrellas porque sea más inteligente que el hombre de la Edad Media o de la antigua Roma, sino por la acumulación de conocimiento vertido en los libros durante generaciones y transmitido gracias a la escritura. Si la escritura no existiera, habría que encomendar todo a la memoria y la memoria humana es muy limitada. A mis alumnos se lo explico con el ejemplo de la escritura musical. 

"Todos los logros intelectuales y científicos no habrían sido posibles sin la escritura"

-¿Cómo?

-La música europea no es superior a la música de otras culturas, solo es más compleja o, mejor dicho, ha podido hacerse más compleja porque existe una escritura musical muy sencilla, basada en la combinación de siete notas naturales. Sin esa escritura musical inventada por un monje italiano en la Edad Media, Beethoven no habría podido componer su Novena sinfonía. De la misma manera, todos nuestros saberes actuales no habrían sido posibles sin la escritura. Aparte de esto, que es bastante obvio, en otras épocas, cuando la mayor parte de la población era analfabeta, saber leer y escribir proporcionaba prestigio social, se podía prosperar y ascender en la escala social gracias al dominio de la escritura. 

-No nacimos para leer. ¿Por qué lo hacemos? 

-Supongo que tampoco nacimos para calcular. Pero leer, escribir y calcular han permitido el avance de nuestra especie en todos los ámbitos del conocimiento. Gracias a ello existe lo que llamamos progreso. Las invenciones de la escritura y del lenguaje matemático (los números) son, posiblemente, los inventos más exitosos y trascendentales de la Humanidad. 

-Sin el invento de la lectura, ¿la evolución habría sido distinta? 

-Rotundamente sí. Nuestro progreso habría sido mucho más lento porque la memoria humana es muy limitada y traicionera. El cerebro tiende a cambiar nuestros recuerdos. Nuestra Historia sería otra. 

-La codicología es una disciplina poco conocida... 

-Se considera hoy una subespecialidad de la paleografía. Simplificándolo mucho, es el estudio material de los libros manuscritos, normalmente anteriores a la imprenta, su evolución y su función práctica, representativa y simbólica en las sociedades del pasado. Cuando los libros se copiaban a mano y se fabricaban de manera artesanal se hacían por encargo, no había venta directa como hoy en día o como hubo en Roma. En la Edad Media era diferente, había que encargarlos y el propietario elegía la apariencia, según la función que fuera a tener el libro, que podía ser un objeto suntuoso para exponer en un altar, ostentoso porque tenía que representar el estatus de un individuo de la élite o modesto, si era un ejemplar de trabajo o de estudio. En esas épocas, las apariencias tenían significados. Nosotros estudiamos esos significados y sus contextos. Además, en la Edad Media todos los libros eran muy caros, absolutamente inalcanzables para la gran mayoría. Hay que pensar que solo para el soporte de pergamino se necesitaban cien o doscientas pieles, a veces más, o sea, sacrificar cien o doscientos animales. Después había que preparar los cuadernos y las páginas, copiar el texto, iluminar, a veces con oro, con plata o con pigmentos carísimos, como el que se fabricaba con el lapislázuli de Afganistán, y finalmente encuadernar con tapas de madera que podían ir recubiertas con planchas de marfil, oro, plata, piedras preciosas y ricas telas. 

-El libro como objeto valioso...

-En épocas de carencia de liquidez, los libros llegaban a tener valor monetario y se adquirían propiedades pagando con ellos, o se utilizaban como regalos con finalidad política, o se presentaban en juicios como pruebas de autoridad... Es decir, el estudio del libro como objeto material es una fuente más para la Historia. 

-El códice sustituyó al rollo como forma de escritura, y ahora volvemos a leer en rollo con las webs… 

-Cierto. Nuestra época tiene más de un paralelismo con lo que se llamó "la revolución del codex". El códice de pergamino se inventó en Roma en el siglo I y durante más de cuatrocientos años convivió con el rollo de papiro. En ese largo periodo hubo mezcla de formatos, por ejemplo, códices de papiro y rollos de pergamino, y algunos de los códices más antiguos tenían cuatro columnas por página porque imitaban la apariencia de un rollo desplegado ante el lector. Ahora pasa algo parecido con la convivencia de formatos, con esos dispositivos electrónicos que imitan al libro mediante pantallas que se pliegan o páginas que se pasan de forma lateral con un clic. Yo creo que en la historia del libro hubo tres grandes revoluciones tecnológicas: la primera fue el cambio de formato y soporte de escritura con el paso del rollo de papiro al códice de pergamino; la segunda fue la difusión de la imprenta, donde no cambió el formato, sino solo el sistema (ahora) mecánico de reproducir los textos, y la tercera revolución la estamos viviendo con los dispositivos electrónicos. Entremedias, la difusión del papel abarató costes. 

-¿Hay antídoto contra el uso partidista de la Historia por los políticos?

-El antídoto debiera ser un mayor y mejor conocimiento del pasado por parte del resto de los ciudadanos, para que pudieran contrarrestar y neutralizar la manipulación interesada de la Historia que pueda hacer un político o cualquier otra persona. La Cultura, con mayúscula, y con ella la Historia científica y veraz, son siempre el mejor antídoto contra cualquier forma de mentira, se llame manipulación política o posverdad. 

-Es experta en Diplomática, que estudia la evolución histórica de los documentos del gobierno. ¿Hay mucha información en ellos para entender mejor lo que pasa en el mundo? 

-Por supuesto. Nosotros estudiamos los documentos antiguos y cuantos más se localicen y estudien, mejor, porque son la materia prima de la Historia. Esos documentos antiguos han pasado a ser piezas de archivo porque están desclasificados. Los del mundo actual podrán ser estudiados según se vayan desclasificando. Pero esto es un tema peliagudo que daría para otra entrevista, porque no solo los documentos vigentes o recientes no están al alcance de los investigadores, también existen todavía documentos clasificados de hace cientos de años a los que los historiadores no podemos acceder. 

-¿Para qué sirve una Academia de Historia? 

-Las reales academias españolas son instituciones que nacieron en el seno de la Ilustración para impulsar y salvaguardar el conocimiento de las ciencias humanas y naturales. Básicamente, este sigue siendo el principal objetivo de la Real Academia de la Historia: promover y difundir el estudio razonado del pasado de nuestro país, en todos sus ámbitos de análisis y enfoques a partir de fundamentos metodológicamente rigurosos, alejados de partidismos, presentismos, mitos o pseudociencias. Hoy la Real Academia de la Historia es un órgano plural que se ha ido adaptando a los nuevos tiempos. 

-¿Por ejemplo?

-Una buena muestra es que, junto a la difusión del conocimiento histórico en libros, artículos o ciclos de conferencias, ha elaborado herramientas como el modélico Portal de Historia Hispánica, una soberbia plataforma digital que va enlazando a través de la pantalla, de forma intuitiva, las personas con los lugares, con los acontecimientos y con los tiempos a lo largo de toda la geografía del planeta. Este portal y la magna obra que es el Diccionario Biográfico Español, totalmente en línea, con 50.000 personajes y la colaboración de 4.500 historiadores, se van actualizando y mejorando constantemente. 

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