Entrevista | Francisco Crabiffosse Director científico de la exposición 2Orto y ocaso. Vidrio y loza en Gijón en los siglos XVIII y XX", abierta en el Palacio de Revillagigedo

"Hay que empezar a reflexionar sobre todas las contribuciones artísticas"

"Las fábricas de vidrio y loza conjugaron lo utilitario con el gusto estético y las decoraciones para dar una gran calidad a sus productos"

Francisco Crabiffosse explica una pieza a la alcaldesa Carmen Moriyón –a la derecha– y a la exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso; detrás, Lucía Peláez, directora de los museos de Bellas Artes de Gijón.

Francisco Crabiffosse explica una pieza a la alcaldesa Carmen Moriyón –a la derecha– y a la exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso; detrás, Lucía Peláez, directora de los museos de Bellas Artes de Gijón. / Ángel González

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Francisco Crabiffosse (Coruño, Llanera, 1956) es el director científico de la exposición "Orto y ocaso. Vidrio y loza en Gijón siglos XVIII y XX", que se puede visitar hasta el 8 de septiembre en el Palacio de Revillagigedo. Crítico y comisario de arte con una dilatada trayectoria, también en la administración, con el puesto de director de la Agencia de Museos y Acción Cultural del Principado de Asturias, analiza el impacto de la muestra inaugurada el viernes y reflexiona sobre la "vía gijonesa" que anuncia el Ayuntamiento para reforzar el nuevo modelo cultural de Gijón.

–¿Qué importancia le da a la muestra del Revillagigedo, con más de 600 piezas de vidrio y loza de las industrias locales?

–Lo prioritario es recuperar unos materiales que por sus características son muy rompibles y tendentes a la desaparición o el daño. Es una mirada al pasado, a la historia contemporánea de Gijón. Tanto el sector del vidrio como la loza tuvieron un desarrollo de más de un siglo. Y en ese último tramo, el ocaso, se barrió con toda esa producción industrial que fue esencial en la dinámica de la ciudad. La Fábrica de La Industria se fundó en 1844 y a partir de ahí evoluciona en varios sentidos, pero el fruto más importante fue la aparición de otras empresas de vidrio, como la última activa, "La bohemia española". Y por el lado de la Loza, que es de 1874, está la idea de convulsionar otro espectro de la creación industrial en un campo en el que se conjuga lo artístico, lo técnico y lo utilitario.

–¿Qué aspectos invita a descubrir?

–La primera lección que se puede sacar es el alto grado de la producción del vidrio hecho desde Gijón en el ámbito español, tanto de vidrio lavado a la rueda, como lavado al ácido, con la técnica inventada en 1890 por Ulpiano Alonso, trabajador de la Fábrica de Vidrios. También están las opalinas, que resumen la categoría técnica que alcanzaron y además la parte decorativa, con la utilización de nuevos esmaltes y otras técnicas impulsadas por Alfredo Truan. La exposición intenta explicar además esas múltiples cualidades que se operan en el vidrio, como el tema de "La Fresca", cuando los trabajadores utilizan esos restos del vidrio en ratos de descanso y de ahí salen aviones, peces o los gochos, que tienen un carácter muy peculiar y propio de Asturias. Y no me olvido de la parte de los recuerdos de Gijón, que recorre desde 1870 lo que es el souvenir de todos los ámbitos de ese Gijón que quería ser ciudad balneario, como San Sebastián o Santander. Por eso la loza también juega un papel fundamental.

–¿Se le da el valor suficiente a estas creaciones?

–El título de la exposición remite a esa reflexión sobre el principio y el fin. Lo más llamativo es que a partir de los años sesenta del siglo XX van decayendo y desapareciendo estas industrias. Aún quedará algún especialista en vidrio que en su taller esté grabando, o un ceramista que se dedique a esa rama. Pero no tiene nada que ver con estas artes industriales de estas empresas que conjugaron lo utilitario con el gusto artístico y las decoraciones, para dar una calidad a sus productos.

–En la inauguración la alcaldesa Carmen Moriyón hizo hincapié en el inicio de la "vía gijonesa". ¿Cómo ve este nuevo modelo cultural que quiere impulsarse?

–Gijón siempre centralizó la creación artística en todo género de obras. Oviedo tuvo su Escuela de Artes y Oficios, que también generó un núcleo de creación artística. Pero el foco de Gijón tuvo siempre un carácter muy particular. La prueba está en la primera mitad del siglo XX, que fue el siglo gijonés por excelencia con pintores como Evaristo Valle y Nicanor Piñole. Y la segunda mitad fue más escultórica, con una personalidad irremplazable como la de José María Navascués. Lo que quiero decir con esto es que Gijón siempre contribuyó con creadores de primera categoría y muy personales. Y al hilo de la "vía gijonesa", y si es posible una recuperación didáctica, pero de estudio científico y de patrimonio en todas las vías artísticas, pues yo creo que sí que es interesante. Hay que reflexionar sobre todas las contribuciones artísticas, también el papel de los dibujantes o los diseñadores gráficos. Ya es hora de que se avance desde la Guerra Civil hasta aquí, estudiar científicamente lo que hay después. Y para eso juegan un papel fundamental el Muséu del Pueblu d’Asturies y el Museo Jovellanos, que fue el primer museo de Bellas Artes de Asturias.

–¿Qué opina de ese nuevo eje cultural de Tabacalera, Casa Natal de Jovellanos y Revillagigedo?

–Es importante clarificar el papel de Tabacalera, que necesita un perfil sólido y serio de cuál va a ser su función y su papel.

La exposición recibe 1.351 visitas en su primer fin de semana de apertura

El primer fin de semana de apertura de la muestra "Orto y Ocaso. Vidrio y loza en Gijón siglos XVIII y XX" en el Palacio de Revillagigedo de Gijón se saldó con 1.351 visitantes, números "muy superiores" a los que habitualmente registran los equipamientos culturales de la ciudad. "Es el mejor estreno posible para la ‘vía gijonesa’ y el reflejo de la ilusión que tenía la ciudad por volver a disfrutar de este espacio emblemático. Ya era hora de empezar a reivindicar la ciudad grande que es Gijón", destacó Carmen Moriyón, alcaldesa de Gijón. La muestra, con 608 piezas donadas por la Casa Natal de Jovellanos y el Muséu del Pueblu d’Asturies, estará abierta hasta el 8 de septiembre. "Gijón tiene en sus fondos municipales auténticas joyas y es importante que la ciudadanía y quienes nos visiten las puedan disfrutar en todo su esplendor", recalcó Montserrat López, concejala de Cultura de Gijón.

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