La lluvia obliga a suspender la procesión del Encuentro en Gijón: "Lo que prima es la salud de los cofrades"

Los párrocos Fernando Llenín y Andrés Fernández leyeron el sermón en el interior de las parroquias de San José y San Pedro ante la "impotencia" de los cofrades y los fieles

Pese a que las previsiones meteorológicas no invitaban a ser positivos, las hermandades mantuvieron la esperanza de poder realizar la procesión del Miércoles Santo hasta el último instante. Después de lo ocurrido el martes había motivos para tener fe. Sin embargo, los pasos de Jesús de Nazareno, la Verónica, la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista tendrán que esperar hasta la próxima Semana Santa para poder salir a las calles de Gijón y recuperar el esplendor de la procesión del Encuentro Camino del Calvario. La incesante lluvia, acompañada de un desagradable viento de nordeste, obligaron a la Junta Mayor de Cofradías a tomar la decisión de anular la salida al exterior cuando el reloj marcaba las ocho y media de la tarde. "Lamento comunicaros que la procesión está suspendida. En estos momentos lo que prima es la salud de los cofrades y no tiene sentido exponerles ni a ellos ni a las imágenes", expresó el hermano mayor de la Santa Vera Cruz, Juan Antonio Rodríguez-Pládano ante las decenas de cofrades y centenares de fieles que abarrotaron la parroquia de San José, y con la presencia de los pasos de Jesús de Nazareno y la Verónica.

Entre los miembros de la cofradía de la Vera Cruz, eran muchos a los que se les escapaban las lágrimas por no poder procesionar. Iker Morán, de 16 años, era uno de ellos. "Nos lleva pidiendo seis años que le dejemos portear y este era el primer año que podía", explicó Rodríguez-Pládano. No fue el único. Lo mismo le ocurrió a David Llamedo. "Sentimos impotencia y rabia de preparar durante todo el año los pasos y ahora no poder mostrárselo a la gente. Siempre se vive de otra manera en la calle", afirmó Llamedo.

Todos los integrantes de la Santa Vera Cruz compartían que la de ayer era una cita "especial" por la gran novedad que lucía el paso de Jesús de Nazareno: una imagen de Simón de Cirene que adquirieron en 2023 y que por primera vez estaba destinada a ayudar al hijo de Dios a sujetar la cruz por las calles de Gijón. El escultor Sebastián Montes, cuyo taller se encuentra en Villa del Río (Córdoba), fue quien dio forma a este Cirineo en 2012. "Teníamos mucha ilusión de verla procesionar encima del paso porque llama la atención", afirmó Rodríguez-Pládano.

Como estaba estipulado en caso de que la lluvia no diera una tregua, el sermón del Encuentro fue leído en las parroquias de San José y San Pedro. El encargado de alzar la voz en San José fue el párroco, Fernando Llenín. Lo hizo cinco minutos más tarde de conocer la suspensión de la procesión del Miércoles Santo. Al mismo tiempo, el sacerdote de Viesques y de La Asunción, Andrés Fernández, leyó el texto que había preparado Llenín en San Pedro, donde aguardaban los hermanos de la Santa Misericordia y la Santa Vera Cruz. Bajo el título de "Tres llantos y lamentaciones", Llenín y Fernández compararon "el suplicio" que vivió Jesús durante el Calvario con algunas situaciones cotidianas. "Cuentan los evangelios que fue un tal Simón, natural de la actual Libia, de Cirene, padre de dos hijos, modelo del discípulo cristiano que lleva la cruz siguiendo a Jesús quien lo ayudó. No lo conocía de nada y sin haberlo previamente querido, cargó con su cruz. También nosotros nos vemos constreñidos tantas veces a llevar la pesada cruz de otros", expresaron los dos párrocos en sus respectivos actos.

Durante la lectura del testamento, que tuvo una duración de diez minutos, Llenín y Fernández se basaron en los pasos que ayer estaban destinados a procesionar para denunciar problemáticas que perduran en la actualidad. "Tres figuras se encontrarían hoy en la plaza de nuestro Ayuntamiento con el condenado Jesús: su madre, el discípulo amado y la Verónica. Tres lamentaciones y tres llantos por aquel que hoy sigue recorriendo la vía pública de nuestra ciudad tantas veces convertida en vía dolorosa. Tres llantos y lamentaciones que enjuagan los rostros ensangrentados de todos los que sufren violencia injusta, las mujeres maltratadas o los jóvenes excluidos de un futuro que se les muestra cerrado, sin un trabajo digno y sin posibilidad de formar un hogar estable", denunciaron los párrocos, antes de enumerar otras injusticias.

"Hoy también pasan por nuestras plazas inmigrantes en busca de un futuro que les es negado en su país de origen. Obligados a llevar una cruz demasiado pesada, flagelados por el látigo de la indiferencia y el desamor, el desprecio de los orgullosos, el trabajo clandestino y explotador y forzados a prostituirse ante el repugnante y grosero materialismo de los satisfechos. ¡Cuánta hipocresía disfraza la cruda realidad del rechazo y la exclusión!", manifestaron los religiosos. A continuación, los párrocos remataron sus sermones con frases esperanzadoras. "Está el mañana abierto a un nuevo amanecer donde habite la compasión, la justicia y sea posible la alegría, la verdadera alegría. Está el hoy transido de esperanzas, de sueños soñados despiertos, de metas por alcanzar, de vidas por vivir", desarrollaron.

En la parroquia de San José, tras la lectura del sermón, se llevó a cabo una oración por los fieles y la agrupación musical del Sagrado Corazón de Jesús de Oviedo culminó la celebración tocando varias marchas y el himno nacional. En San Pedro, aparte del sermón, la Santa Misericordia completó la imposición de medallas a 13 nuevos hermanos.

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