El enésimo varapalo a una infraestructura clave: Los barrios y parroquias afectados

El Natahoyo aún sueña con su bulevar

Vecinos del barrio apoyarán las protestas contra el vial en superficie y alertan del "peligro" del tráfico pesado: "Nos engañaron"

Alfredo Lorenzo cumple este mes 71 años, los mismos que lleva viviendo en El Natahoyo, dice, "aguantando" a gente como Álvaro Tuero, el líder vecinal del barrio, que ayer lo miraba muerto de risa. Amigos desde hace décadas, y acompañados por un tercer histórico del barrio, el secretario vecinal Luciano González, se quedaban mirando el paso constante de camiones por Príncipe de Asturias. "Todavía recuerdo cuando nos presentaron por primera vez la idea de hacer una autovía hace 30 años. Les pregunté: ‘¿Nos queréis meter un gol por la escuadra?’ Hablaban de hacer un bulevar por aquí. Todavía sigo esperando", asegura Lorenzo. Él, cuenta, no se pudo manifestar en las movilizaciones de los años 90 que lograron un vial soterrado. Policía jubilado, su labor era "poner orden", no manifestarse. "Pero hoy ya es otro cantar y ahora sí que voy a participar en las protestas. Hay que tocarles las narices: ya estuvo bien".

A Alfredo Lorenzo lo "interceptan" mientras paseaba por la avenida de Galicia los dos delegados de la asociación. "Ven, que está aquí la prensa", le dicen. Él les sigue, obediente. No tiene prisa. "Todavía recuerdo cuando la avenida tenía dos carriles y se montaban unas colas infinitas. Cuando pusieron cuatro, dijeron que iba a ir todo bien, pero sigue igual. Entran camiones hasta por Gaspar García Laviana", lamenta. A su juicio, si no se puede soterrar, se debe recuperar la idea de un vial por Aboño. "Ya tienen dos túneles, ¿no? Ahora mismo es la única solución que veo", afirma. Tuero le apunta con el dedo, como un profesor: "No les des a los demás lo que no quieres tú. ¿No tienen en Carreño ya bastantes camiones?". "¿Y qué hacemos? ¿Tiramos la térmica abajo?", le pregunta Lorenzo. Tuero niega con la cabeza: "El túnel. El túnel por Jove es lo que tienen que hacer".

Mientras dura la conversación, el semáforo cambia de color varias veces. Tuero y González señalan cada vez que se forma una cola de camiones. "Nos engañaron a todos; nos vendieron humo. Yo limpio la terraza y no sé si estoy quitando carbón o hierro o qué, pero me harto todas las semanas", valora Lorenzo, que reprocha que no se "exija" a la Autoridad Portuaria tapar los graneles de carbón. A Tuero, también, le preocupa que siga sin haber una solución clara al tráfico de mercancías especiales. "Es un peligro. Un día de estos explota y aparecemos todos los del barrio a la altura de El Molinón", se lamenta.

El tráfico de mercancías especiales y peligrosas también preocupa a María Jesús Calzadilla, que ayer se tomaba algo en el Algarve, una de las cafeterías más típicas de la avenida de Galicia. "Tendrían que dar ya con una desviación para despejar un poco esta zona. Es verdad que el tráfico delicado lo hacen de madrugada, pero a las once de la noche ya nos desmontan las farolas y se monta un telar importante", asegura. El presidente y el secretario de la asociación, de hecho, tienen localizadas varias farolas que no parecen haber quedado del todo bien colocadas desde el último tráfico especial. "Ya una vez se cayó una encima de una mujer y por poco no la mata. Hay varias que se ve que están torcidas", aclara González.

Este local, que regenta con mimo Chema Fernández, es un punto de peregrinaje de vecinos cansados de vivir cerca de una avenida que sirve como enlace al Puerto. En la barra estaba ayer Jorge Fernández, electricista, que insiste en que una solución en superficie por Jove no es viable. "En superficie es lo que ya tenemos ahora y ya sabemos que no sirve. Tienen que hacer un túnel, se tiene que poder. Yo noto mucho la contaminación. Antes vivía en el centro y solo limpiando las ventanas ya sabes lo que hay", valora. A pocos metros, se tomaban algo José Manuel Llanos y María Ana García. "Lo que han hecho es una chambonada", valora él, que como minero jubilado conoce bien tanto el daño de la polución como que soterrar un vial "no es imposible". "Ya se afuracó medio Gijón para el metrotrén, ¿cómo no se va a poder?", cuestiona. "Pasan demasiados camiones por aquí, no es normal", comenta ella. Llanos, de hecho, estaba esperando por García el otro día en un banco con vistas a la avenida de Príncipe de Asturias y, aburrido, se pudo a contar camiones. "Estuve un cuarto de hora esperando y conté 34", afirma. Los dos explican que, aunque no participaron en las marchas de la zona Oeste en los años 90, sí lo harán ahora. "¿Que dónde noto la contaminación? Aquí", se pregunta y se responde, por su parte, Manuel Suárez, otro mítico del bar y marinero jubilado.

El paseo de Tuero y González terminó en Príncipe de Asturias pero había empezado antes, en el parque Doctor Eguiburu Banciella, a quien recuerdan aún con cariño. Les saludaron Azucena Pandiella y Andrés Camín, profesor jubilado del barrio. "Nos aparecen partículas negras en la terraza", se lamenta ella. "En un minuto pueden pasar cuatro camiones seguidos", asegura él. A medio camino del paseo, otra parada: el quiosco La Estrella. María Morales le vende una revista a Erundina Fernández, que reconoce estar ya perdida con la polémica. "Los camiones tendrán que pasar por algún lado, ¿no?", pregunta. "Nadie pide que dejen de pasar camiones, pero no pueden seguir pasando por aquí y tampoco creando una brecha nueva en Jove, que es la única zona verde que nos queda cerca", responde la quiosquera.

Suscríbete para seguir leyendo