El enésimo varapalo a una infraestructura clave: Los barrios y parroquias afectados

Los afectados por el fracaso del vial: el Cerillero vuelve a "la casilla de salida", "es un palo de la leche"

Los vecinos advierten de que un vial al aire libre "mataría" la zona, que "no necesita" más tráfico

Por la izquierda, Isabel González, Geles García, Patricia Martínez, Jennifer Olmos y Miguel Ángel Martín, en el parque del Cerillero.

Por la izquierda, Isabel González, Geles García, Patricia Martínez, Jennifer Olmos y Miguel Ángel Martín, en el parque del Cerillero. / Ángel González

Como una losa. Así ha caído en la zona del Cerillero, en La Calzada, la negativa del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible a efectuar el demandado túnel del vial de Jove. La sensación es de chasco tras un inesperado giro de los acontecimientos que sacudió hace unas semanas las esperanzas de la ciudad de que el tráfico pesado con dirección al puerto de El Musel tuviera lugar bajo tierra. Esa era la pretensión del Cerillero, cabizbaja con el actual panorama. Laura Morciego, residente en la calle Manuel R. Álvarez, confirma este malestar vecinal. "Vivo cerca de la supuesta zona del vial y eso sería romper una zona verde con muchos edificios", señala Morciego, madre del colegio Miguel de Cervantes y detractora del vial en superficie. "No me parece una buena idea", apunta. Para justificar su visión, alude a las consecuencias derivadas de la continua circulación de vehículos. "Un vial de esas características implicaría aún más tráfico y el barrio no lo necesita. Unas carreteras ahí en medio no pintan nada", asevera.

La contaminación sale a colación cuando en El Cerillero se habla sobre el vial de Jove. "Hoy en día, cuando bajas a la calle, o incluso sin bajar, ya se nota. Estamos en niveles que no son saludables para nada", denuncia Laura Morciego, a la que las movilizaciones de la década de los noventa para rebelarse contra el proyecto al aire libre le pillaron en la adolescencia. "No tenía las preocupaciones de ahora ni pensaba de la misma manera, pero creo que tienen que replantearse el plan seriamente", indica la vecina, que lamenta la "marginación" del oeste de la ciudad para estos ambiciosos proyectos de infraestructuras. "Siempre hay medios, pero parece que no para nosotros", comenta.

Lorena Morciego. | Ángel González

Laura Morciego. / Ángel González

El parque del Cerillero es un buen termómetro para palpar el sentir del barrio. Los bancos se convierten en tertulias a pequeña escala y el trajín en el espacio, rodeado por tiendas, supermercados y bares, es constante. Con las bolsas de la compra en la mano, el matrimonio formado por Manuel Miguel y Mari Carmen Tuset expresan su repulsa al vial en superficie. Viven en el camino del Rubín. Miguel ha recibido la noticia "mal". Es escueto, pero no rehúye a argumentar su percepción. "Con toda la contaminación que hay y con lo único que hay verde y guapo…", dice respecto al entorno en el que se plantea desarrollar la autopista. El vecino tiene claro que la solución no pasa por ahí. "Es quitar la mierda de allí, de la avenida de Príncipe de Asturias, para ponerla aquí", asegura, sin pelos en la lengua. Mari Carmen Tuset asiente y esgrime que la polución se percibe a simple vista en la zona. "Es horrible, hay que limpiar las ventanas todos los días", afirma. Ambos proponen la alternativa de Aboño para, en palabras de Manuel Miguel, "no matar El Cerillero y La Calzada". "Esto ha sido un palo de la leche para la gente", confiesa Miguel, que aboga por "ponerse de uñas" para ejercer una presión popular que refleje el rechazo de Gijón al plan ministerial.

Geles García fue directora del colegio Miguel de Cervantes durante once años, aunque su docencia en el centro se prolongó por bastantes más años. Fundadora del histórico Club Voleibol La Calzada, en su juventud vivió junto al parque del Cerillero, por lo que es más que conocedora de la realidad de la zona. "Lo veo fatal, evidentemente", sostiene acerca de la idea del vial que hay ahora sobre la mesa. "Todo lo que suponga tráfico en superficie es un empeoramiento de la calidad del aire, con todo lo que conllevará para el vecindario”, agrega Geles García, que subraya que el problema de la contaminación no incumbe solamente al oeste. "Es de todo Gijón porque el aire no está quieto", remarca García, que rememora la época en el Cervantes. "En Educación Física, que es una actividad de mejora de la salud, muchos días sacar a los niños fuera era casi más un riesgo que un beneficio", declara Geles García, para la que el estado del plan del vial de Jove representa un retroceso a un momento que parecía olvidado. "Es volver a la casilla de salida. Se baraja un proyecto que en su día se rechazó gracias a un fuerte movimiento vecinal", resalta.

Manuel Miguel y Mari Carmen Tuset. | Ángel González

Manuel Miguel y Mari Carmen Tuset. / Ángel González

Isabel González participó en aquellas acampadas reivindicativas. "Recuerdo que se movía más gente y que queríamos que el no poner el vial no sirviera de excusa para construir pisos", cuenta González, que pide "preservar el pulmón verde" del valle donde se pretende construir la autovía. Cree la vecina que el cambio de rumbo obedece a cuestiones económicas. "Seguramente vayan por ahí los tiros", valora Isabel González, que no confía demasiado en las justificaciones técnicas esgrimidas por el Ministerio. "¿Qué está pasando aquí?", se pregunta.

Miguel Ángel Martín, Patricia Martínez y Jennifer Olmos son, como Laura Morciego, padres de alumnos del colegio Cervantes. "La contaminación es exagerada en esta zona y ahora nos quieren traer más. ¿Qué va a ser de la gente que estamos respirando esto?", reflexiona Martínez, molesta. Coincide en buena medida Jennifer Olmos, que solicita un remedio que consiga un consenso. "Hay que estudiar cómo hacer el vial para estar todos contentos y, para eso, hay que mirar cómo ha evolucionado la ciudad", proclama Olmos. Miguel Ángel Martín da un paso más allá. "Es un absurdo, estaríamos agrandando el problema de la contaminación con miles de camiones", apostilla Martín, que tilda de "excusa barata" la negativa del Gobierno central a soterrar el vial. "Nos metemos en temas ecologistas muy rimbombantes y luego no se respetan", ironiza el vecino del Cerillero, una zona en el corazón de La Calzada que clama a los cuatro vientos su oposición al vial en superficie.

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