Un año de limpieza de las aguas en el este: la depuradora del Pisón ha evitado ya el vertido de millones de metros cúbicos de fecales al mar

Cadasa efectúa controles periódicos de la calidad de las aguas durante la temporada de baños, adicionales a los que también realiza el Ayuntamiento

Así funciona la depuradora del Pisón

Juan Plaza/ Amor Domínguez

M. C.

En los últimos doce meses, la estación de depuración de aguas residuales del este de Gijón, que gestiona el Consorcio de Aguas de Asturias (Cadasa) evitó el vertido a la costa gijonesa de 13,4 millones de metros cúbicos de aguas fecales, una cantidad equivalente, con holgura, a más tres veces la capacidad del embalse de San Andrés de Los Tacones. El dato lo facilita Manuel Gutiérrez García, gerente de Cadasa, cuando está a punto de cumplirse, el día 26 de este mes, un año desde que el Ministerio para la Transición Ecológica traspasó la gestión de la instalación del Principado, que las puso en manos de Cadasa mediante una encomienda de gestión.

La instalación, en cuya construcción el Ministerio invirtió 48,46 millones de euros está soterrada en su mayor parte y de la misma se realizan numerosos controles para garantizar la calidad del agua que vierte al Cantábrico y que no emite olores ni ruido que pudieran causar molestias en el entorno. Con un tomo de más de 700 folios en la mano en el que se recogen los resultados de los análisis realizados a lo largo de un año, el jefe del Servicio de Saneamiento y Depuración del Consorcio de Aguas de Asturias, Alberto Villa, explica los análisis y controles ambientales que se efectúan en la estación de depuración de aguas residuales del este de Gijón.

Entre los controles ambientales, se incluyen los análisis quincenales en cinco puntos de muestreo en la costa gijonesa, entre junio y septiembre, coincidiendo con la temporada de baños, que son independientes de los que también efectúa el Ayuntamiento de Gijón en 12 puntos de muestreo. Los resultados son los obvios, teniendo en cuenta el nivel de depuración que se alcanza en estas instalaciones, que a través del emisario submarino de Peñarrubia vierten al mar Cantábrico agua con una concentración de 5 miligramos por litro de sólidos en suspensión y unos niveles de entre 5 y 6 miligramos por litro del parámetro denominado demanda bioquímica de oxígeno (dbo) que permite estimar la cantidad de materia orgánica disuelta en el agua. Se trata de niveles que están respectivamente 7 y 5 veces por debajo del tope que exige la normativa europea (35 miligramos por litro para sólidos y 25 para dbo), unos niveles de depuración que serían adecuados incluso para su vertido a áreas medioambientalmente sensibles, con exigencias mayores que las de un área normal, como es el caso de la costa gijonesa. Las aguas de la cuenca este de Gijón, que durante décadas se vertieron al mar tal cual, con un simple desbaste ya dejaron de ser un foco de contaminación en época de baño hace tres veranos ya que la planta, que comenzó a operar el 29 de diciembre de 2021, está a pleno rendimiento desde el 26 de enero de 2022, si bien los primeros meses en pruebas.

Mil litros de aguas sucias por segundo

Con una capacidad para depurar completamente mil litros de aguas sucias por segundo, la media en este último año bajo control del Principado ha sido de 424 litros por segundo. El caudal varía especialmente en función de la lluvia y menos caudal no significa necesariamente un menor esfuerzo de depuración. El mes del año en el que la depuradora retira una mayor carga contaminante es también uno de los que tiene menor caudal; el de agosto, debido a la mayor actividad en la ciudad y a la afluencia de turistas, explica Manuel Gutiérrez.

Según el caudal, los sistemas de la planta están todos en funcionamiento o alguno de ellos parado, como ocurre con alguno de los tres decantadores y de los seis biofiltros con los que cuenta.

Antes de iniciar la depuración, la instalación realiza una parte del pretratamiento que en estos doce meses se ha traducido en la retirada de 8 toneladas de grasa contaminante y 118 de arena para evitar dañar a la maquinaria. La decantación para retirar sólidos del agua y un tratamiento con biofiltros –unas pequeñas bolas de arcilla porosa en las que anidan microorganismos que se comen la contaminación– son los pasos siguientes en una depuradora que en la que las aguas circulan o bien por tuberías o por instalaciones cubiertas. Los fangos que se generan se bombean en una canalización que atraviesa Gijón hasta la depuradora de La Reguerona, donde se tratan.

Este tratamiento también ha permitido retirar en un año 1.600 toneladas de sólidos en suspensión y, en cuanto a los fangos que se envían a La Reguerona, entre enero y abril de este año se transformaron en la depuradora del oeste en 1.205 toneladas, ya secos.

La instalación, con 28 trabajadores y un coste anual de explotación de 2,9 millones de euros, cuenta con un filtro subterráneo de 350 metros cuadrados con microorganismos que anidan sobre fibra de coco y que eliminan los gases que causan el mal olor, hasta el punto de que algunas de las mediciones que se efectúan mediante un cromatógrafo –un equipo inusual para una depuradora, ya que habitualmente sólo se utiliza en laboratorios– arrojan como resultado que los niveles están por debajo de los límites de cuantificación en unos controles en los que se miden partes por millón de gases en el aire. A eso se unen dos estudios anuales olfatométricos, inspecciones submarinas del estado del emisario y más de 15.000 controles analíticos al año. En cuanto a la insonorización, además de estar bajo tierra las áreas que pueden generar ruido, como el reactor biológico, también se han revestido paredes de lana de roca que aísla y chapa microperforada que redirecciona el ruido.

Vidal Gago, gerente de la Empresa Municipal de Aguas (EMA) –con la que Cadasa tiene una coordinación plena– agrega que también se han tapado las instalaciones por las que pasa el agua en la planta de pretratamiento que gestiona la empresa municipal, la Plantona. ¿La economía circular hacia la que se tiende, como el proyecto para reutilizar el agua de la depuradora de Villapérez, es factible en la depuradora del Este? Una pequeña parte ya se está reutilizando tras un tratamiento terciario con rayos ultravioleta para eliminar cualquier microorganismo del agua que se almacena en una instalación con capacidad para almacenar 2.500 metros cúbicos. Esa agua se utiliza en las propias instalaciones de la depuradora del este, incluyendo el riego de la parcela ajardinada que cubre buena parte de las instalaciones subterráneas.

En este momento no se contempla ir más allá. "El criterio en este momento es centralizar en la depuradora de Villapérez el abastecimiento de agua de uso industrial para el centro de Asturias", señala Manuel Gutiérrez. El motivo es doble. Por un lado, el mayor caudal de la depuradora ovetense y por otro lado su mayor cota, ya que a la altura a la que se encuentra sobre el nivel hace viable desde el punto de vista energético ese abastecimiento a industrias que se encuentran a un nivel más bajo. Sólo se requiere un bombeo en un primer tramo y después el agua fluye por gravedad. El agua llegará así con facilidad de Oviedo a las industrias, 6 millones de metros cúbicos al año de los 15 que consume la industria del área central.

Estudios anuales

El gerente de Cadasa, no obstante, no cierra la puerta a que otras depuradoras, "incluyendo esta" en referencia a la del Pisón, pudieran en un futuro sumarse al abastecimiento de agua a la industria o a otros clientes, algo que para ser viable pasaría por mejoras en la instalación ya que es preciso un sistema de ósmosis para reducir la salinidad al nivel que admiten las industrias y además se necesitarían redes de distribución y mejorar los caudales, además de recurrir a energía renovable para bombear el agua desde una cota baja de manera sostenible económica y ambientalmente. Una posible reutilización del agua que también requeriría "tener clientes".

La del este de Gijón es una de las 37 depuradoras que gestiona Cadasa. La de la cuenca oeste, que está en pleno proceso de modernización, incluyendo la instalación del mismo sistema antiolores, está en manos de la EMA.

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