Largas colas en Gijón para embarcar en la "Santa María" y pasión por los tanques y blindados: "Son impresionantes"

Decenas de personas se acercan hasta el puerto gijonés para acompañar a los militares en su primer día de puertas abiertas en Asturias

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Cristina Oliverí cogió ayer el coche junto a un amigo suyo para viajar desde Oviedo hasta el puerto de El Musel. La mujer desenfundó su móvil para sacarse unos selfies en la explanada del puerto gijonés, donde se asienta desde ayer la gran muestra de carros combate del Ejército de Tierra, así como tres buques de la Armada. La mujer enfoca, busca el mejor ángulo, y cuando lo tiene claro dispara. En la foto, además de su sonrisa, se aprecia a su espalda el enorme cañón de un tanque Centauro, con capacidad para disparar con precisión hasta unos 40 kilómetros de distancia si usa munición "Excalibur". Como ella, fueron decenas de personas las que se acercaron ayer hasta el puerto gijonés para acompañar a los militares en su primer día de puertas abiertas en Asturias con motivo del Difas. El día se saldó con largas colas para embarcar en los buques de guerra y con interés por acceder al interior de los carros de combate. "Son impresionantes", aseguraron muchos de los presentes.

La exposición de materiales del Ejército fue lo primero que vieron los que acudieron al puerto gijonés. Está compuesta por diez vehículos diferentes. A cada cual más grueso y potente. Además del Centauro, generó gran impresión el tanque Leopardo. Así lo comentaron Alejandra Gutiérrez y Verónica Álvarez, dos trabajadoras portuarias, que aprovecharon un descanso en el tajo para ir a ver la exposición. Ellas hasta pudieron subirse a uno de los helicópteros que la Guardia Civil tiene expuestos. Se trata de uno de los modelos más modernos. Se hicieron una foto con los guardias Sergio Nistal y José María Domínguez. Los cuatro estaban la mar de sonrientes. Muy cerca de ellos curioseaba todo lo que tocaba Luis Antonio. Este era un joven de 29 años, venido de Perú para pasar unos meses en Asturias. Se subió al Centauro. "La verdad es que impresiona estar aquí dentro. Son cosas que solo pasan una vez en la vida", contó.

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P. P.

Severino Rodríguez fue otro de los gijoneses que ayer se dejó ver por la zona. Veterano como pocos, contó que acabó la mili en 1973 y que la hizo en el servicio de Caballería, en Valladolid. Fue buscando morteros, porque fue lo que más tocó en los años mozos. Pero de paso se entretuvo subiéndose a las ametralladoras de los carros blindados y preguntando todas sus inquietudes a los militares. El personal del Ejército supo responder todas ellas. "Esperaba que hubiera habido más cambios respecto a mis tiempos, pero al final esto es como andar en bicicleta que nunca se olvida", dijo, con una sonrisa de oreja a oreja.

La fragata "Santa María" fue una de las grandes atracciones. Además de este barco estaba la patrullera "Atalaya" y el buque de cooperación "Intermares". Los muchos que embarcaron pudieron visitar la cubierta, el puente de mando y el lanzador de misiles, equipado con un proyectil no real, que forma parte de un equipo electrónico, así como aprender las funciones de este buque, principalmente antisubmarinas.