La figura de la semana

La figura de la semana: Roberto Devesa, un activista vecinal de fuertes convicciones

Jubilado tras cuatro décadas como técnico de electrónica, las escapadas a la montaña combinadas con la fotografía forman su plan perfecto

Un activista vecinal de fuertes convicciones

Un activista vecinal de fuertes convicciones / Mortiner

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Hubo dos aspectos fundamentales que le hicieron a Roberto Devesa Pérez (Gijón, 1959) dar ese paso de asumir el papel de líder vecinal de Pumarín. Por un lado su vena inquieta, que le viene de serie, con un tinte hasta algo activista, que le hace hasta recordar su juventud cuando corría delante de los "grises". Y la otra, la necesidad de llenar su tiempo y mantener la energía ahora que le ha llegado la jubilación. Le animaron y no se lo pensó. El nuevo presidente de la asociación vecinal de Pumarín, un barrio que vive desde que tenía 3 años –y ya suma 65–, destaca por ser una persona cercana, activa, colaboradora y también con un fuerte carácter, de esos que cuando se le mete algo entre ceja y ceja casi "atropella" lo que se le pone por delante para conseguirlo.

Nacido en Cimadevilla, en la casa de su abuela, se trasladó a vivir a la segunda fase de las "mil quinientas" de Pumarín con apenas tres años. Un barrio que ha visto crecer y transformarse, pero del que luce con mucho orgullo su particular espíritu de mantener ese arraigo familiar. Pero también conoce sus debilidades y necesidades, y ahora quiere contribuir a mejorarlas y hacer de Pumarín ese barrio envidiable de la década de los sesenta cuando se levantaron la mayor parte de sus construcciones.

Roberto Devesa, estudiante del IES Jovellanos, y posteriormente de Maestría en lo que ahora es el Fernández Vallín, llegó incluso a hacer una incursión en la Escuela de Peritos, pero no terminó sus estudios. Pronto empezó a trabajar de peón especialista en la central térmica de Aboño, hasta que inició una etapa laboral que le ocupó cuatro décadas de su vida como técnico de electrónica en la empresa Opiresa. Esos años, aunque no dejó su vida en Pumarín, tuvo que compartir su vida en Gijón con sus largas estancias en Castilla y León, ya que la empresa tenía delegaciones en Zamora, León y Ponferrada, además de la localidad asturiana de Pola de Allande.

Con Otilia, su mujer, tuvo un hijo que también se llama Roberto. Ambos son sus principales apoyos. Porque Roberto Devesa es muy familiar y cercano, de los que se conforma con una jornada para disfrutar de sus dos aficiones principales: la montaña y la fotografía. Un día perfecto para él es coger y acercarse a los Picos de Europa para hacer senderismo, escalada o espeleología. Y para completar el fin de semana, un baño en Llanes en la playa. Pero sin que le falte también su cámara para fotografiar el paisaje. Porque esa es su otra pasión, la fotografía, de emplazamientos únicos y especiales del paraíso asturiano.

Hay dos rincones más que también disfruta. Uno por vinculación familiar. Su madre era natural de Luarca y su mujer de Navia. De ahí que también le gusta aprovechar alguna ruta por el occidente y bajarse después a las playas de Frejulfe o Barayo. Y la otra zona que le encanta es su largo paseo por Gijón, que le lleva a bajar de Pumarín a Poniente, atravesar todo San Lorenzo y regresar después a Pumarín por dentro de la ciudad.

Esther Hevia, como vicepresidenta; Pablo Martín, como tesoro; Noemí Álvarez, como secretaria; y Leo Noval, Patricia Manzano, Roberto Robles y Emma Baragaño como vocales, le acompañan en la directiva de esta nueva etapa. Su intención es que Pumarín, que durante muchos años era la puerta de entrada a la ciudad, recupere su esplendor, con aceras en buen estado, un lavado de cara a las "mil quinientas" o mejoras en los aparcamientos y zonas verdes.

Y todo ello con la firme convicción de que las asociaciones vecinales son muy necesarias y la importancia de entre todos remar para conseguir un barrio mejor. Porque Roberto Devesa es de los que piensa que es fundamental mejorar la vida de todos, y que en su caso ha tenido suerte, pero le desea a todos sus vecinos que vivan, por lo menos, igual de bien que él.

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