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Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Pues aquí pongo una estación

Los mandatarios municipales tratan el urbanismo local como quien juega al Monopoly

Las medias jornadas o compatibilidades de algunos concejales casquistas, comenzando por la felizmente reinante caritativa cirujana, a la sazón alcaldesa, son proverbiales. Parece que los Couto o los Felgueroso andan algo molestos porque la leal oposición -léase portavoz socialista, Martínez Argüelles- recuerde que no se encuentra acta de pleno alguno donde figure la autorización para la compatibilidad de estos fenómenos que son capaces de llevar sus asuntos y los del municipio, y eso que solamente son nueve concejales. Imaginemos qué sería si fueran catorce a repartirse las tareas: con un tercio de jornada tendrían suficiente.

A estos de Cascos siempre les ha gustado mucho compatibilizar, de tal forma que el común no termina de comprender cuál es para ellos la actividad principal, si la representativa -en el organismo público que sea- o la privada. El caso es mezclar y liarlo todo para que, perdidos en la niebla, ganen los intereses más opacos. Porque, a qué negarlo, a Paco le va lo opaco y sus seguidores, sobre todo si como la cirujana esta que nos ha tocado en suerte como primera autoridad municipal era nueva en política hasta que se estrenó como candidata y hasta votante.

Tienen estos del FAC tan duro pétreo rostro que hasta se indignan porque se les pregunte. Tanta indignación, como la mostrada por el concejal Rafael Felgueroso, es más propia de representante de acusación particular ante algún tribunal que para comparecer ante la opinión pública. Se le va la mano y, después, si cuela, coló y si toca rectificar se hace en voz muy bajita y con algún retruécano para que se entere el menor número posible de ciudadanos. De hecho, es como han venido actuando estos últimos tres años y pico. Pero, de todas formas, son tantas veces las que han metido la pata que son innumerables las veces que les han salido a relucir los colores. Da la sensación que les da igual, pero se sabe, porque todo acaba por salir a la luz, que sí les importa y que en cada ocasión que se airea alguna de sus vergüenzas o chamullos se inflaman y, como diría un amigo, se ponen que fuman en pipa. Pues parece que les quedan muchas pipas de aquí al final del mandato porque hacen y no paran.

Una de las últimas presuntas genialidades que se han sacado de la manga es la reforma del plan de vías, ese adelantar la estación intermodal gijonesa como si fuera la gran cosa: otra muestra del adanismo rampante del moriyonato. Sin haberse enterado que la tal idea ya fue rechazada en su momento por técnicamente inconveniente. Se olvidan del túnel de la risa que nos impuso su amado líder y que en aquellas calendas se hablaba de una estación de cercanías bajo la plaza de Europa, más o menos. Pero su afán y sus prisas, ahora, llegan con otra ocurrencia ya que en el ministerio de Ana Pastor no les hacen de ni caso o que ellos no se han esforzado en dialogar y presionar a Fomento.

Está claro que el famoso coste cero deseado por cascos no puede ser en este momento concreto del mercado inmobiliario y que habrán de buscarse otras soluciones, que pasan, necesariamente, por la implicación económica del ministerio de Fomento con este pueblo nuestro, al igual que se ha implicado con otras ciudades similares a la nuestra.

Pero, helos aquí, empeñados en atacar unos problemas gigantes como si fueran molinos: quijotes a la inversa que confunden los problemas con dibujar ilusiones en un plano. Estamos en las peores manos que podríamos estar -unos gestores incompetentes-, en las peores condiciones -con las tres administraciones implicadas ocupadas por tres formaciones de signo distinto- y en el peor momento -con un mercado inmobiliario decadente-. Cabría esperar de estos aprendices de brujo casquistas que ocupan el gobierno municipal una cierta dosis de grandeza para comprender que nuestro pueblo necesita una cierta altura de miras para solucionar el problema pero, como se ha dicho, de momento han preferido jugar al Monopoly poniendo una estación en donde primero se les ha ocurrido.

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