Parece costumbre sana que haya gijoneses que cuenten en sus casas, se supone que de campo, con unas gallinas destinadas al consumo propio, que no todo va a ser industria y cifras grandes. El Gobierno del Principado ha iniciado un control del gallinero privado en prevención de la gripe aviar, amenaza permanente en las explotaciones de gallinas y pollos. La reciente experiencia catalana que afectó a miles de patos que tuvieron que ser sacrificados aconseja las medidas que se anuncian. Y está bien que se controlen los gallineros privados de este Gijón que se ve rodeado por un rural que mantiene las buenas costumbres de las producciones agrícolas y ganaderas destinadas al consumo casero. Una sana costumbre que ahora, por necesidades sanitarias, las autoridades quieren controlar. Nada hay que objetar. Ya sólo falta que controlen de igual forma a jabalíes y lobos, más peligrosos que las gallinas.
La esquina