Lo único poético que hay en unos presupuestos es su capacidad para provocar tantas interpretaciones como lectores, por más que los números tengan fama de fríos e indiscutibles. Conociendo de antemano este axioma, a las partidas “gijonesas” de las cuentas del Principado le han salido críticos que lamentan su falta de capacidad para impulsar o rematar proyectos en marcha y entusiastas que alaban su presunto carácter social. Por fijar el tiro, se pueden consensuar tres posiciones: la ampliación del Hospital de Cabueñes y los accesos a la Zalia absorben casi toda la inversión, aunque con números inferiores a los esperados (o deseados); por barrios, Nuevo Roces se lleva la palma con dineros para su centro de salud y para su colegio; y emerge un sugerente centro de innovación para la Formación Profesional en la Laboral con funciones aún difusas. También está claro que el documento deja sin argumentos a los aficionados a la matraca de que Gijón siempre tiene enchufe con el Gobierno regional.