Las primarias que celebrará esta semana Podemos para designar nueva líder local, tras un farragoso proceso que invita a coger manía al que lo inventó (basta con ver que las votaciones, con 375 afiliados, durarán dos días: uno para el formato telemático y otro para el presencial), ponen fin a más de un año de gestora que ha vaciado al partido, ya de por sí propenso a las querellas internas, y lo ha desconectado por completo de su grupo municipal, obligado a sacarse las castañas del fuego en soledad, aunque con cierto empeño. El resultado será, por todo eso, trascendente puertas adentro. Pero también hacia el exterior, porque la formación morada es la única oposición de izquierdas en el Ayuntamiento y, como tal, sus tres concejales están llamados a ser llave que abra o cierre puertas de asuntos importantes al gobierno en minoría del PSOE e IU. La elegida de entre las tres aspirantes tendrá primero que reanimar una organización en horas bajas para después dirigir todos sus esfuerzos a fijar políticas en la Casa Consistorial. Solo así logrará la difícil cuadratura del círculo.