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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Otra zancadilla a la normalidad

No hay manera de que este país retorne a la antigua normalidad; o a la normalidad de anteayer, que ya era anormal por culpa del bicho, que cabalga de ola en ola –y ya van tres– con la pertinaz insistencia de un surfero, y vino a enfangarla la nevada. Llegó sin aviso una pandemia vírica que volteó de manera violenta nuestro modo de vida y nos pilló de botellón o de fiesta. Avisaron de que venía una tormenta de proporciones bíblicas y no tuvimos la previsión de estar preparados para evitar que la nieve diera paso al hielo y a las costaladas. Y otra vez medio país sometido a la parálisis, mendigando en el otro medio sacos de sal a granel. Vinieron los bárbaros y nos cogieron entretenidos en el circo, aplaudiendo las peleas de los gladiadores y jaleando a los leones que se estaban merendando a unos cuantos cristianos.

Cada vez que la realidad somete a los que gobiernan a pruebas de estrés, quienes tienen la obligación de tirar del país se achantan. Como las avestruces, meten la cabeza en un montón nevado o ahuecan el ala. Sufren un bloqueo permanente que conlleva consecuencias catastróficas: lo que debería quedar en contrariedad temporal deviene en colapso. Para una vez que las predicciones meteorológicas aciertan al cien por cien, nadie les hizo caso del todo, como al pastor Pedro con las avisos del lobo.

Ahora tenemos un lío con las vacunaciones. No afortunadamente, por ahora, en Asturias, donde la inmunización de los grupos de riesgo se está gestionando con diligencia; pero sí en otras comunidades autónomas, especialmente aquellas donde “Filomena” se puso farruca. Que cada región circule a distinta velocidad en asuntos de tamaña relevancia sanitaria es otra muestra palmaria del caos al que conduce el batiburrillo autonómico.

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