El plan impulsado por los gestores del Acuario para construir algo parecido a un zoológico en algún lugar por determinar de Gijón ha tenido las patas muy cortas porque ni al Ayuntamiento ni al Principado les ha parecido un momento oportuno para exóticas aventuras financieras, pendientes sin ir más de lejos, de ayudas europeas. El globo sonda se ha pinchado para centrarse única y exclusivamente en la ampliación del centro de Poniente, que no es asunto menor, porque implicará una inversión de 20 millones de euros. Que todos los esfuerzos vayan destinados a este proyecto es sensato porque de lo contrario se corre el riesgo de morir de éxito antes de haber nacido. Y porque no parece que los tiempos estén para ampliar la fauna y flora local. Ni siquiera como fantasía.