Alberto de Lera Álvarez era ovetense y murió en Gijón el 3 de octubre de 1932 a los 68 años. Su entierro fue uno de los más multitudinarios en la historia de Gijón. Las fotos que publicó la prensa local muestran una enorme cantidad de ciudadanos tras la carroza tirada por caballos que lo llevó desde su domicilio en Menéndez Valdés 34 hasta la parcela civil del cementerio de Ceares.
Era muy conocido Alberto de Lera en toda la ciudad. Para empezar era funcionario municipal desde muy joven llegando con los años al importante cargo de interventor de fondos municipales del Ayuntamiento de Gijón; era muy partidario de Melquíades Álvarez que estaba al frente del Partido Reformista. Alberto de Lera era uno de los máximos dirigentes de la masonería asturiana.
Se publicaron tres esquelas. Ninguna con la cruz, las tres con símbolos masónicos en su lugar. El fallecido era Gran Maestre de la Logia Regional del Noroeste de España desde nueve años antes. Una esquela era del Ayuntamiento de Gijón, otra del Círculo Melquiadista y del Partido Republicano Liberal Demócrata, y la tercera era la esquela familiar donde figura su esposa Concepción Suárez Aguirre (que curiosamente moriría 17 días más tarde) y sus tres hijos, Pío, Francisca, como Paquita la conocían, y Antonio.
A las doce y media se organizó el cortejo con Melquíades Álvarez, masón también, en cabeza. Los periódicos de Gijón relacionaban los nombres de muchas autoridades pero el gentío popular era enorme a ambos lados de las calles Covadonga, del final de San Bernardo que entonces era la calle de Blasco Ibáñez y por toda la avenida de los Hermanos Felgueroso. Tras dos horas de cortejo fúnebre se llegó al cementerio a las dos y media de la tarde de aquel 4 de octubre de 1932. Ante el nicho en El Sucu la familia anunció que no se pronunciaban discursos siguiendo la voluntad del finado.
