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Isabel Menéndez Benavente

Tormenta de ideas

Isabel Menéndez Benavente

Violaciones silenciosas

Terrorífico aumento de las agresiones

Las noticias no dejan de alarmarnos. Lo violencia sexual se traduce en un terrorífico aumento de las violaciones. Violaciones que, además, en muchos, casos son en grupo. Y para nuestra desgracia los profesionales de la salud mental sabemos que lo que se denuncia es una ínfima parte de las que se producen. No es una ni dos adolescentes las que, en una terapia, a la que acuden por diversos motivos, acaban confesando que ellas también han sido víctimas. Lo hacen avergonzadas porque se sienten culpables. Nos dicen con la mirada baja que no recuerdan bien, que estaban muy borrachas, y que intentaron resistirse pero que todo está envuelto en una terrible nebulosa, que aquellos momentos los vive como si fuera una mala pesadilla. Tratamos de que recupere la autoestima perdida entre la brutalidad de sus agresores. Agresores que a veces también son víctimas de una sociedad que les permite acceder desde muy pequeños a todo tipo de pornografía, de sexo a gogó, de una sexualidad carente totalmente de cualquier atisbo de humanidad y que les convierte en meros consumidores que necesitan cada vez más estímulos. Algo que consiguen cuando se animan los unos a los otros, cuando se crecen en la violencia, cuando piensan que a esa chica todo le da igual, cuando se convencen que ella consentía porque no era capaz de abrir los ojos. Y no les pasa nada. Muchos de ellos son menores para esa ley que todos deseamos que se revise. Porque a esos chicos, y estas violaciones que vemos cada vez más frecuentemente, no salen en los periódicos.

No hay sentencias ejemplarizantes, no hay juicios mediáticos porque nadie ha denunciado, porque para estos chicos no ha dejado de ser una experiencia excitante más y para ellas la consecuencia de una mala borrachera. Son las violaciones silenciosas, envueltas en la violencia de muchos adolescentes cada vez más extrema y la vergüenza y la culpa de ellas, en un maldito secreto que solo comparten con su terapeuta. Algo está pasando con ellos, con ellas, con nuestros adolescentes, con su sexualidad y con la violencia. Algo que debe hacernos reflexionar y pensar quizás, quienes son los verdaderos culpables.

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