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Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Estado de la cuestión

Autoanálisis de ediles de gobierno y opositores con la nada de resultado

Hubo la pasada semana Pleno en las Consistoriales sobre lo que se ha dado en llamar “estado del municipio” que, a partir de lo escuchado, está como un trapo, vamos que no hay por dónde cogerlo. El análisis de Podemos, no exento de malicia, es que “el gobierno nos tiene en la casilla de salida y no se ha solucionado ninguno de los problemas de la ciudad”. Es verdad, pero tampoco ha habido ninguna clase de huida hacia adelante. Bueno, para ser exactos hemos ido hacia atrás en la cuestión de la movilidad: el atropello del “cascayu” en el Muro es una acción, pero que sólo ha servido para dejar las cosas infinitamente peor de lo que estaban y montar un lío de tres pares del que ahora nadie sabe por dónde salir.

¿Qué ha pasado? Lo primero que no hay dirección política solvente en la directiva de la formación responsable del gobierno municipal, de hecho, es prácticamente inexistente: desde hace décadas que no se conocía tamaña ineptitud al frente de la agrupación socialista gijonesa. Debemos ese bonito regalo a María Luisina Carcedo y a Adriana Lastra, que buscaron un personaje que no les provocara dolores de cabeza y a fe que lo consiguieron. Enseguida, llegarán elecciones internas en la agrupación del PSOE gijonés y es de suponer que el sujeto paciente pretenda seguir y no volver a su puesto de empleado administrativo en casa de juego. A ver cómo se las arreglan las luisinas y celsos de la vida para solucionar tal entuerto: si encontrar a alguien algo más espabilado y devolver al políticamente pasivo administrativo a su antiguo patrón o padecerlo otros cuatro años. Porque está claro que a la señora tendrán que tragarla como cabeza de lista en aras de mantener una cierta lógica política: sólo por el índice del conocimiento social, ya tendrán que tragar con ello. Un alcalde suele andar por el noventa por ciento de ese conocimiento, mientras que el más popular de los concejales, tanto sea del gobierno como de la oposición, no pasa del quince, en el mejor de los casos. Al cuerpo electoral nos basta con saber el nombre de la persona que manda y los demás son como figurantes en la función. El resto del trabajo lo hacen las siglas y aquí hay mucho que despejar, porque en este mandato hay demasiadas y es probable que haya descartes.

Y ahí es donde se prevé la pelea. De momento, despejemos la patética figura del no adscrito e intentemos adivinar hasta dónde alcanzará la consunción tanto de Foro como de Ciudadanos y si les quedará algún escaño. Ya en otro momento, hablaremos de Podemos, IU y los ultras, preocupación de populares.

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