La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Música

La OSPA y el Barroco

Una buena dirección para abordar cualquier repertorio y lucirlo con creces

Antes de comentar el magnífico concierto ofrecido por la OSPA en el Teatro Jovellanos hay un par de detalles que me gustaría resaltar. El primero de ellos es que estaría bien que a estas alturas pandémicas el programa de mano se volviese a dar impreso ya que, si tenemos en cuenta la media de edad, gran parte de los asistentes no se manejan con los códigos QR y es importante para seguir el desarrollo del concierto. Además, entra en conflicto con el segundo: la voz en off que da la bienvenida prohíbe el uso de móviles durante el espectáculo, con la excusa de que “puede causar interferencias con nuestro equipo técnico”. En resumen, la OSPA nos invita a descargar el programa a través de un código QR que no podemos visualizar porque está prohibido usar móviles, ya que pueden causar interferencias con un supuesto equipo que no hay porque el concierto es 100% acústico. En fin, cosas que habría que revisar.

“Concerto Baroque” es el último concierto de abono de la OSPA dedicado a la música barroca y a los dos compositores por excelencia: Bach y Haendel, con permiso de Purcell y Vivaldi. La sección de cuerda de la sinfónica se adaptó perfectamente a las complejas exigencias que requiere interpretar un programa de este tipo, comenzando por el “Concierto de Brandemburgo nº 3 en Sol Mayor” y dirigido por el organista Juan de la Rubia, que nos deleitó con una buena interpretación al clave captada en el segundo movimiento. Es un instrumento que carece de presión sonora y, por lo tanto, es absorbido cuando se interpreta en conjunto con las cuerdas.

Con gran vitalidad cambiaba del clave al órgano y llevaba la dirección de la orquesta hasta con los pies, implicándose para lograr extraer con precisión las notas de la mente creadora de Haendel en su “Concierto en Fa mayor nº 13”. Fantástica la dirección y la interpretación al órgano de Juan de la Rubia, que jugaba con los registros del instrumento para que pudiéramos escuchar el sonido del cuco y del ruiseñor, entre otros muchos detalles.

La soprano Nuria Rial gustó con las dos cantatas de Bach mostrando una técnica depurada y limpia muy evidente en los finales de frase, en los que alargaba las vocales y acortaba las consonantes finales al mínimo posible (una de las dificultades que tiene el idioma alemán), logrando así una voz natural y elegante con graves plenos que lucían alternando con la flauta de Myra Pearse. Más brillante, aún si cabe, estuvo en las arias de “Rodelinda, reina de Lombardía” con las que se cerró el recital. Nuria Rial es una de las voces más templadas y bellas que tenemos en España y hoy por hoy no tiene competencia en el repertorio barroco. Y la OSPA, aunque su especialidad no sea este periodo histórico demostró que con una buena dirección puede abordar cualquier repertorio y lucirlo con creces.

Compartir el artículo

stats