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Raúl Suevos

Festival gay-oleru

Llega la noticia de Italia sobre el primer caso de viruela de los monos; una enfermedad contagiosa que parece estar extendiéndose por Europa entre determinados grupos de población, con especial incidencia en nuestro país, en cuya capital la autoridad acaba de cerrar una “sauna”, y también en el Reino Unido. No sería una situación especialmente preocupante en cuanto que las consecuencias no presentan un cuadro mortal, ni mucho menos, y, además, la simple administración de la vieja vacuna contra la viruela, oficialmente erradicada, sería un muro suficientemente fuerte contra esta nueva plaga.

A mí, más que la enfermedad, me llama la atención la otra peste que representa la represión social respecto al uso de la lengua; un azote que alcanza hoy a todo occidente y que hace que en la noticia italiana se recurra al artificio de usar el acrónimo MSM, maschi chi fanno sexo con maschi, para evitar hablar de homosexuales; o como en España donde anteanoche un locutor tiraba de circunloquio para evitar meterse en terrenos peligrosos según las nuevas normas de lenguaje inclusivo y no sexista, o simplemente el imperativo de la corrección lingüística según los nuevos censores disfrazados de ultraizquierda progresista.

Nuestro comunicador español hablaba de contactos sexuales estrechos entre hombres ¿Qué es eso? ¿El mariconeo de toda la vida? ¿Simples contactos homosexuales? ¿Relaciones gay para el casod de los viajados? Estamos una vez más ante una expresión de la tiranía de lo políticamente correcto que, por más que queramos engañarnos, no deja de ser una simple limitación de las libertades más básicas y fundamentales; en este caso la libertad de expresión.

El joven italiano venía de participar, al parecer, en un festival del orgullo gay en las islas Canarias, posible foco emisor aunque no se sepa de dónde venía el visitante iniciador, y a mí me viene enseguida el adjetivo asturiano “gayoleru” para aplicarlo al caso que nos ocupa ya que cuenta con varias acepciones, casi todas adaptadas a la situación pues nos da 1.-Que le gusta la fiesta 2.-Alegre, que tiene alegría 3.-Holgazán, que no le gusta trabajar 4.-Que hace todo lo posible por enamorar, por gustar a alguien 5.-Con el deseo sexual alto.

Es una solución, la de la llingua asturiana, con raíz que recuerda al manido neologismo anglosajón, que evitaría los asombrosos y ridículos rodeos que dan la mayoría de comunicadores para evitar el riesgo de verse acosados por la doble opresión, envuelta en la nueva moralidad, de la ultraizquierda y los grupos de presión homosexual o LGTBI, que haberlos haylos. O dicho de otro modo, ye lo que hay.

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