Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Conflicto catalán: cambia, pero pervive

Movimientos en el independentismo

La cuestión catalana sigue siendo relevante para el Estado español. El que en los últimos meses haya tenido un bajo perfil informativo no significa en absoluto que desaparezca su vigencia, aunque se estén produciendo algunos cambios significativos en su recorrido.

En concreto, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha asumido un cambio de estrategia, que afecta a su postura al frente del gobierno de la Generalitat y también a su posición parlamentaria en Madrid, donde resulta esencial para mantener la mayoría de progreso que apoyó la investidura de Sánchez y que ha permitido la aprobación de la mayor parte de las normas y medidas gubernamentales en la presente legislatura.

En cambio Junts per Catalunya pretende un continuismo estricto en la órbita del "procés", que hoy resulta algo irreal para el estado de opinión de la ciudadanía catalana.

Esto no quiere decir que el independentismo esté muerto, pero sí que pasa por un desgaste de materiales, que precisa una revisión como propuesta. Por ello, la línea de ERC de tomar la fórmula canadiense parece inteligente, pues no renuncia a su proyecto, pero atiende a adecuarlo a condiciones objetivas favorables para su concurrencia política. Pero Junts prefiere un seguidismo lineal, que ha puesto en clave de ruptura al Govern, tras el cese de su Vicepresident. Cabe que la tormenta se calme, pero la discrepancia seguirá en el futuro y la división del independentismo hoy no tiene fácil solución.

Si se confirma la ruptura, contando con que no habrá adelanto electoral, algo que merece aplauso, la salida política es difícil, pero quizás haya una opción viable: un tripartito ERC/PSC/Comuns, en términos reales y formales resulta poco probable. Pero sí puede haber un tripartito simulado, en el que se deje gobernar a ERC por los otros dos, sin entrar en el ejecutivo, mas apoyando su gestión. La medida no es de sencilla aplicación, si bien la praxis política podría aconsejarla para avanzar en la normalización política y dejar un escenario muy abierto para las futuras elecciones municipales y generales.

Salvador Illa legítimamente podría intentar gobernar si cae el Govern, pero esa decisión podría complicar muchas otras cuestiones en diversos niveles. En cambio, una espera bien explicada podría favorecerle.

De otro lado, la Mesa de Diálogo existente requiere un impulso renovado para buscar espacios de encuentro, que contribuyan a consolidar el nuevo clima y a facilitar puntos de entendimiento concretos. Sin duda, la cooperación política con ERC ayudará a avanzar en ese cometido fundamental para que esta legislatura logre pacificar el conflicto y abra caminos a propuestas útiles para la convivencia y la cooperación.

No obstante, aunque se mantenga la fórmula actual del bipartito independentista, la Mesa de Diálogo debe seguir trabajando siempre, ya que es la mejor apuesta de futuro para canalizar ese largo conflicto.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.