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Paco G. Redondo

Paripé en Egipto

La cumbre climática y sus propósitos

La COP27 ha arrancado en Egipto, cumbre del clima de la ONU y chiringuitos de la "emergencia climática", que pretende imponer una severa agenda ecologista mundial, con la izquierda dogmática –y la derecha acomplejada– de Occidente sumadas entusiastas: ¿por fin han encontrado un motivo para ser anti sistemas o estar a la moda? Alguna excusa necesitan tras el fracaso económico de su modelo alternativo en Europa del este, Iberoamérica y África. Mientras los mandatarios de los países más implicados del mundo, como China, India o Rusia que suman el 40% de la contaminación atmosférica, ni siquiera asisten a la cita ni mucho menos anteponen tales recortes drásticos al crecimiento económico y del empleo. ¿Para qué servirá entonces este paripé en Egipto, sectario en lo ideológico y sin resultados? Los excesos siempre son malos.

Asistimos en España y Europa a un verano y otoño de 2022 más cálido de lo habitual (lo que en la España del norte y del interior montañoso puede ser positivo para la salud y el turismo). ¿Ello es muy grave y culpa nuestra? Ya sabemos que en la Prehistoria se han sucedido las épocas glaciares e interglaciares cálidas con diferencias de temperaturas muy superiores a las actuales. La principal causa de la evolución climática responde a los ciclos solares, pues en aquellos tiempos no había fábricas ni coches ni calefacciones humanas emitiendo humos o residuos. De la contaminación actual, la española no llega al 1´5% ni la de la UE al 15% del total mundial: ¿urge entonces desindustrializar España y Europa? No hay rigor científico para tanto pánico y prisa.

Además están los datos grotescos. La cumbre durará dos semanas, contará con la participación de 40.000 delegados, incluyendo más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno que llegarán en 130 aviones contaminantes, para sermonear que hay que ahorrar energía. Greta Thunberg, quien se ha hecho millonaria con su familia vendiendo el libro "Nuestra casa está ardiendo", ahora anti capitalista, pero no nos concreta cuánto está ardiendo Suecia en invierno. En cuanto a España, las emisiones de CO2 a la atmósfera no han aumentado desde los años 90, incluso son un 30% menores respecto del año 2000. Así, la realidad desmiente el discurso apocalíptico de la ONU, que asegura la humanidad va al desastre por "el cambio climático", expresión redundante.

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