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Maribel Lugilde

Historias mínimas

Tramas imaginarias y vivencias reales compitiendo en el pasado 60 FICX

"¿Qué preferís? A: No poder abrazar. B: Comer sólo comida cruda". Es una de las preguntas del juego de mesa "Encuestas crueles, es posible reír mientras estamos sufriendo", de la argentina Cecilia Marani. En realidad, ella es actriz. Subió el sábado al escenario del Teatro Jovellanos para recoger junto al equipo de "Estertor", de Sofía Jallinsky y Basovich Marinaro, uno de los galardones del 60 Festival Internacional de Cine de Gijón. Pero vivir del cine es tan complicado en Argentina, en España, que cada cual busca su fuente de ingresos para sufragar espacios particulares de libertad. La dulce Marani volcó su universo en fichas con bretes imaginarios. Una cruel delicia de la que vive para luego interpretar.

Ahora que se han apagado los focos del FICX y por si nos hubiera cegado la hoguera de vanidades de su alfombra roja, bueno es adentrarse en esas historias mínimas de sus protagonistas. Nos hablan, por ejemplo, de la batalla a brazo partido por dar salida al demonio de la creación y, al mismo tiempo, llenar la nevera y hasta pagar una hipoteca.

Amat Vallmajor del Pozo, director de "Misión a Marte", otra joya del palmarés del FICX, es panadero en Donostia. "Disfruto tanto haciendo pan como películas", confesaba con candor juvenil. Qué bueno sería que los de la matraca del cine subvencionado escucharan estas crónicas ínfimas. Reunir dineros para hacer una historia con recursos exiguos, sí, pero que no impidan, si toca, recrear un paseo por Marte. Tiene mérito por arrobas.

Otras pinceladas de historias paralelas. César Souto recordó en su discurso de agradecimiento al compañero que le cambió el turno en la televisión pública gallega para recoger su premio por "A foreing song". La realizadora holandesa Floor van der Meulen, en su encuentro con el público, contó que al actor que iba a interpretar en "Pink Moon" al padre con intención de abandonar voluntariamente la vida, la vida le abandonó inesperadamente dejando al equipo embargado por una extraña sensación de paradoja. El guionista norteamericano Dustin Lance Black sacó a la luz un fenómeno reciente en la vida de actrices y actores homosexuales: empiezan a pedir a sus agentes que "les dejen" salir del armario.

Con las subyugantes historias de la gran pantalla compiten sin pretenderlo las reales, ínfimas, invisibles, que laten bajo radar. Configuran el guión de la pulsión por contar. Estoy suscrita a ellas, las persigo y encuentro tan cautivadoras como las proyectadas.

En ello estoy mientras me toca en suerte otra disyuntiva ideada por Marani. "Podrás viajar en el tiempo y tener una conversación de dos horas con una de estas personas ¿con quién? A: Bisabuelo. B: Bisnieto". Echen su imaginación a volar y creen una ficción propia.

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