Ronda Oeste: hechos, cosas y nombres

Sin tanto participante del juego sucio, los accesos a El Musel haría años que estarían resueltos

Juan Manuel Moreno Cubino

Juan Manuel Moreno Cubino

El mes de junio de 1994 fue el elegido para presentar a los representantes vecinales de la zona Oeste el diseño de proyecto para la construcción de la Ronda Oeste-Autovía a El Musel por Jove. Aquella fecha lejana fue el inicio de un maratón sociopolítico aún por concluir. A lo largo del controvertido recorrido hubo actores-atletas que fueron descalificados por jugar sucio al recurrir a atajos o por salir dopados. Los más, los que jugaron limpio llegaron inmaculados, tocados, eso sí, pero con la satisfacción de haber contribuido a evitar el desguace del valle de Jove.

A estos no los voy a sacar del anonimato (ellos saben quiénes son) solo rescataré al referente modelo, al malogrado Rodolfo Alonso Astoreca. A ciertos considerados tramposos si los identificaré pues a los hechos, a las cosas y a las personas hay que ponerles nombre para resituar a la ciudadanía y a los que hacen política hoy en día. A estos últimos les recomendaría que, para no caer en inexactitudes de bulto en lo referente al vial de Jove, que mirasen por el retrovisor lo que hicieron sus predecesores políticos antes de incorporarse al tramo final de la carrera como últimos relevistas en busca de un premio que no les corresponde (rédito electoral).

En el fondo de aquel proyecto a Tini Areces no le importó ir sumando fracasos y oposición, pues la ejecución de la obra estaba pensada en dimensión megalómana más que en el desarrollo económico y empresarial que "Gijón tanto necesitaba". Su apuesta "tinitánica" se basó en un empecinamiento de dimensión personal más grande, me atrevo a decir, que el propio proyecto: "Haré todo lo posible para que no prosperen las demandas vecinales" (23.10.94) manifestación ésta susceptible a la propuesta electoral prioritaria de Tini Areces a la alcaldía de Gijón en 1995 consistente en "La licitación en 1995 del tramo Lloreda-Musel por Jove con calzada en autovía". Su propuesta contó con el aval, entre otros, de "tiniistas" muy próximos a él y a influyentes técnicos como Humberto Viña –dirección Provincial Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente (MOPTMA)–, Ignacio García-Arango (Demarcación de Carreteras), Autoridad Portuaria de Gijón y TLG con el tribuno Alejandro Ortea.

Vicente Álvarez Areces recurría con frecuencia a la concordia cuando todo era parabienes a su personalidad, en caso contrapuesto, la concordia se diluía para dejar paso a la apisonadora de un autoritarismo exacerbado. Por tanto, el proyecto de autovía por Jove fue propio de políticos déspotas, de técnicos arrogantes y de necios reciclados con tendencia a creer que nada les estaba vedado, aunque transgredieran el Reglamento General de Carreteras (R.D. 1812/1994) diversas normativas comunitarias y reconvertir el concepto de vía convencional del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1986 por el de autovía.

Llamar a los hechos y a las cosas por su nombre es señalar también a Isidro Martínez Oblanca cuando desde la tribuna del Congreso echa en cara al Gobierno falta de rigor en los accesos a El Musel. Lo manifiesta sin sucumbir a su propia responsabilidad de cómplice pasivo en su etapa en el consistorio gijonés. Conviene recordarle a este señor sus declaraciones (9.3.96) "si hasta la fecha nosotros (PP) nos hemos puesto al lado de los vecinos y si ahora, como todo parece, vamos a tener el poder dentro de las administraciones lo lógico es que cumplamos nuestras promesas. No entiendo otra postura". Lo real es que terminó abrazando la opción recomendada por Fomento (noviembre 2001) Lloreda-Musel por Jove y, para más inri, con conclusión en la glorieta del Arbeyal.

Estoy seguro de que sin tanto participante del juego sucio en lo tocante a la Ronda Oeste los accesos a El Musel haría años que estarían eficazmente resueltos.

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