Macron canta bingo en Jartum
La salida europea de Sudán
Tras las aciagas imágenes de la salida, o quizás fuese más apropiado decir estampida, del aeropuerto de Kabul, en 2021, fue el presidente Macron el que abogó por la creación de una fuerza europea permanente para hacer frente a este tipo de operaciones, algo que en el ejército francés se conoce como "Resevac", es decir evacuation de "ressortissants", y que estaba previsto en las conocidas como "Misiones Petersberg", aprobadas para unas supuestas fuerzas europeas en el ya lejano 1992 por la ya desaparecida Unión Europa occidental, una organización que, en ocasiones, se echa de menos.
Con el paso del tiempo, lo de Kabul pareciera caer en el olvido pero, esta vez en Sudan, occidente vuelve a toparse con una situación inesperada (¿inesperada?) en la que la violencia desatada, a nivel de guerra civil, hace necesario rescatar a los connacionales allí situados, ya sea por trabajar como expatriados, miembros de organizaciones humanitarias, personal de las embajadas, o cualquier otro con pasaporte de las naciones afectadas. Y de nuevo descubrimos que la comunidad internacional, o sus representantes sobre el terreno, no vieron venir lo que se avecinaba.
Esta vez Francia no ha esperado a los EE UU, desde su base en Djibouti, a 1.500 km por aire, ha organizado una operación de rescate, con participación, entre otros, de Italia y España, en la que el propio presidente Macron se encargó de lograr el visto bueno de los dos señores de la guerra que se combaten en la capital y en el resto del país, Al-Burhan y Hemedti, sin cuya aprobación no hubiera sido posible.
Por su parte, los británicos, antigua potencia colonial, a punto han estado de echarlo todo a perder por no solicitar permiso para su avión, quizás por un punto de soberbia poscolonial, o tal vez porque el Brexit, y la descomposición estatal que ha conllevado, también alcanza a unas fuerzas armadas que, a ojos vista, no son más que un recuerdo de lo que fueron. Todo ello para evacuar sólo al personal de la embajada, salvo el embajador y su segundo, que unos días antes habían salido "de vacaciones", y dejar tirados a unos 4.000 ciudadanos con pasaporte británico. Ye lo que hay.
En nuestro caso, con pocos connacionales, nos hemos traído también a unos cuantos hispanoamericanos y europeos, en una operación coordinada en la parte militar desde el Mando de Operaciones de la calle Vitrubio de Madrid, todo ello sobre la base del estupendo A-400 y miembros de la Brigada paracaidista y de los de Operaciones especiales.
Final feliz que sirvió al Ministro de Exteriores para sacarse una bonita foto a pie de avión, que todo ayuda para la campaña electoral.
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