Gijón se encuentra inmerso en un despertar que le permita volver a ser la ciudad que siempre fue. El impulso, patente en todos los puntos y áreas de la ciudad, viene dado por una Alcaldesa y unos concejales que gobiernan a base de promesas cumplidas y de anteponer lo técnico a lo ideológico (Aclaración: esto debería ser lo normal, pero el anterior gobierno socialista lo ha convertido en algo digno de mención).
Una fórmula, la que siempre ha caracterizado a los gobiernos de Foro Asturias, que cristaliza estas semanas en un proyecto de presupuestos llamado a iniciar la modernización y el despegue de una ciudad que merece como ninguna otra volver a ser referencia.
Equilibrio y eficacia quizás sean lo que mejor defina estas cuentas. Un presupuesto que combina la apuesta por los grandes proyectos de ciudad con el cuidado del día a día, y que supone un giro radical en aspectos tan importantes como la financiación y la eficacia de la administración pública. El Ayuntamiento no puede depender únicamente del bolsillo de los gijoneses; todo lo contrario. Un Ayuntamiento moderno debe coger la cartera, salir fuera y atraer inversores. Para que eso fructifique, esos inversores deben encontrar en nuestra ciudad una burocracia ágil y adaptada a los tiempos que facilite el desembarco y que será clave también para dinamizar nuestro propio tejido social y económico.
Como concejal de Urbanismo entiendo mi cometido desde la convicción de que una ciudad será lo que su planeamiento urbanístico diga y lo será tan rápido como la eficacia en la gestión lo permita. Bajo ese enfoque, este área que tengo el honor de liderar y que cuenta con un equipo envidiable de funcionarios, debe servir como palanca y no como lastre para proyectos clave, caso de la regeneración de los terrenos de Naval Gijón, el impulso de un gran parque en el Solarón o dotar de fluidez a la concesión de licencias. Los presupuestos que hemos presentado, servirán a buen seguro para afrontar estos retos desde la mayor de las garantías.
Esto es lo que importa, y en esto es en lo que estamos centrados. El resto, tan solo es ruido interesado.