Opinión | Palabras con silencios

El primer anuncio

Hace ya más de ochenta años, en 1943, se publicó el libro "Francia, país de misión", obra de dos grandes pastoralistas, H. Godin e Ivan Daniel. Se hacía eco y analizaba la crisis del catolicismo francés y los primeros pasos de lo que se ha venido llamando secularización o descristianización de Europa. Tuvo un gran eco y enorme difusión. En poco tiempo alcanzó la venta de más 150.000 ejemplares. En las vísperas del concilio Vaticano II volvió a estar de actualidad. Se dice que uno de sus primeros lectores fue el nuncio en Paris de aquel entonces, Angelo Giuseppe Roncalli, y que sus razonamientos y reflexiones fueron uno de los motivos que, luego siendo papa Juan XXIII, le convencieron a convocar el Concilio para el "aggiornamento" de la Iglesia. Como pasa con las enfermedades, una cosa es diagnosticar y otra encontrar la medicina y las vacunas que sirvan de terapia y logren su remedio. Francia mantiene un 52% de adscripción católica, con un porcentaje amplio de agnósticos y ateos, y tiene como segunda religión el islamismo creciente fruto de la emigración, con alta natalidad y fidelidad a sus principios religiosos. Hoy, en España también podemos publicar un libro similar: "España, país de misión". Así se reconoce en el Encuentre Nacional de Laicos celebrado hace unos días en Madrid bajo el lema "Pueblo de Dios unido en la Misión" al que fueron convocados 700 laicos para que, juntamente con obispos, sacerdotes y religiosos, "se enfrentaran a los desafíos que presenta una España cada vez más descreída y alejada del Evangelio", sobre todo en las nuevas generaciones. Debiera ser preocupante el descenso de los que hoy se confiesan católicos. Según el CIS -¿será fiable en este dato?- en los últimos veinte años ha bajado del 80,8 % al 58,3 %, creciendo los alejados e indiferentes, e incluso los ateos en los más jóvenes. La práctica dominical es bajísima, tan solo un 10% y alarmante después del covid. La conclusión a la que han llegado en el Encuentro de Laicos es la necesidad de promover "El primer anuncio", pasando así de una iglesia sacramental a la Iglesia evangelizadora.

La iglesia en España está sufriendo una pérdida de credibilidad por casos inauditos y deshonestos en algunas personas significativas, que alcanzan una gran publicidad que no logra paliar a pesar de su importante acción caritativa y social. Pero necesita también cambiar su lenguaje y el modo de presentación del evangelio. Se está mirando más hacia atrás, queriendo recuperar modos pasados, en vez de tener imaginación y coraje para mirar y afrontar el futuro. Sí, es necesario hacer "El primer anuncio". El problema es dónde y cómo.

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