Opinión | Varadero de Fomento

Exigimos demasiado

A la hora de pedir, parece que nos hizo la boca un cura

Es una cosa extraña que los terrenos de la ampliación portuaria se oferten en el mercado como área industrial, una especie de polígono, mientras que la Zalia, prevista para esos cometidos, yazca criando yerbajos sin electricidad, porque no hay dinero para construir una subestación eléctrica que aprovisione de energía a la zona. Ya puestos a mirar un poco de cerca la construcción en la explanada portuaria de la fábrica de componentes para baterías de los autos eléctricos, hay que preguntarse por cuántos barcos movería su implantación en el interior portuario: sería raro que se acercaran a los tres al mes. Y eso en un momento de especial movimiento. Pero nadie dice nada y todos se muestran encantados. Llegados a este punto, cabe otra pregunta: ¿para qué quiere el Gobierno del Principado tener el control del órgano de administración de la Autoridad Portuaria, es decir, de su consejo de administración? Tampoco se encuentra explicación a la presencia en la vicepresidencia de dicho órgano administrador de la cirujana alcaldesa, cuando en realidad a la APG parece importarle un comino, a la vista de lo que hay, lo que opine el Ayuntamiento de la localidad. Todas estas cosas vistas a ojo de gaviota, desde arriba, por el ente Puertos del Estado no son rechazables mientras nuestro puerto facture para amortizar la deuda contraída por la ampliación. Se ha vuelto a los viejos tiempos de la opacidad, cuando las cosas portuarias se dirimían en las covachas muselinas. Los actores de hoy son otros a los de hace cuatro o cinco lustros, pero le han pillado el gusto a la ocultación. Y así estamos. Entre los integrantes del consejo portuario, solamente parece poner interés la Abogacía del Estado en que los asuntos, por lo menos, salgan adelante sin formas chapuceras, como parece estar ya sucediendo con el convenio de los antiguos terrenos de Naval Gijón.

No miremos al puerto, el pobre, y enfoquemos a las estaciones y el Solarón para el que unos bienintencionados ciudadanos piden mucho verde y nada de casitas. Y ahí tenemos al moriyonato reivindicando el verde. Tampoco nadie se pregunta de momento quién pagaría la broma. Coincide que es el mismo ministerio, el de Transportes de Óscar Puente, el que anda metido por el medio a través del Adif, presente en la mitad del capital de la sociedad Gijón al Norte. Esas dilaciones a las que asistimos están en el fondo de los retrasos de las estaciones y el metrotrén, no nos llamemos a engaño. El Ayuntamiento pide mucho verdor y los demás paganinis cierran el pico. No están el ministerio ni el Principado en pagar alegrías verdes. Esa es la cosa: ahora vayan a Transportes y exijan túneles por Jove.

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