Opinión

No es honestidad, ministro

Hasta la fecha no se ha hecho público ningún estudio oficial para justificar la inviabilidad del vial

Volvimos ayer a salir a la calle, para cortarla en esta ocasión, de la mano de las vecinas y los vecinos de la zona oeste de Xixón. Lo hicimos con el eco, todavía, de las declaraciones que el día anterior había hecho el ministro de Transportes, Óscar Puente, en las que enmarcaba el desistimiento en la licitación del vial de Xove en un ejercicio de honestidad como marca de su acción ministerial. No cabe duda de que el planteamiento es disruptivo, acostumbrados como estamos a que la cartera de Fomento sea la de las promesas, que en el caso de nuestra ciudad suelen llevar el apellido incumplidas. Pero no es cierto que ni la actuación ni la actitud del ministerio con el vial de acceso al puerto de El Musel puede ser achacada a la honestidad de su titular; tampoco, me temo, a la transparencia.

Desde que el pasado 20 de marzo el secretario de Estado anunciara la decisión de renunciar a la adjudicación de las obras de construcción del vial semisoterrado de Xove, apenas diez meses después del anuncio de su licitación, han sido varios los argumentos esgrimidos para justificar la inviabilidad de que el vial discurriera a través de un falso túnel. Pero lo cierto es que hasta la fecha no se ha hecho público ningún estudio oficial que haya servido al ministerio para llegar a esta conclusión. El único informe publicado fue un encargo de parte, en concreto de una de las UTE que se presentaron a la licitación de las obras, que concluye que el proyecto redactado por el ministerio está mal hecho, pero en ningún caso que un vial semisoterrado como el planteado para Xove sea inviable. Si la decisión tomada en Madrid responde única y exclusivamente, como defiende el Gobierno, a cuestiones técnicas, parece entonces razonable que a la vez que se anuncia la decisión se den a conocer los informes o estudios que la avalan. Pero hasta la fecha, insisto, esto no ha sucedido. Como tampoco se han dado explicaciones sobre el fracaso de las negociaciones con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) a las que el ministerio fiaba la obtención de la financiación necesaria para la construcción del vial. Lo único cierto hasta ahora, por certero, es la secuencia de los hechos: primero fue la negativa del BEI y después aparecieron unas casas, y hasta una residencia de personas mayores, que la construcción del vial hacía peligrar.

Así las cosas, no creo, ministro, que la palabra honestidad sea la más adecuada para calificar la actuación y la actitud de su ministerio con nuestra ciudad. Honestidad es otra cosa. Es empatizar con los problemas de una zona de Xixón cuyas vecinos y vecinos sufren las consecuencias de la contaminación que generan la industria, la actividad portuaria y el tráfico que se concentran en los barrios obreros del oeste y que afectan directamente a su salud. Es no frivolizar con soluciones que se descartaron hace treinta años y que hoy, como entonces, tienen a una ciudad levantándose para volver a decir que no. Es tener la valentía de venir a Xixón a hablar de las decisiones que se toman y que afectan a Xixón. Es escuchar antes de hablar. A Pili, a Peón, a Ángela, a Luis. A quienes sufren a diario las consecuencias de respirar un aire contaminado. Pero también a los agentes económicos que llevan años reclamando infraestructuras modernas y seguras que permitan un desarrollo económico competitivo y sostenible como garantía de futuro. Honestidad es, ministro, asumir la responsabilidad que le toca y ejercerla para dar carpetazo a tres décadas de espera. Todo lo demás es, ya se lo han dicho en estas mismas páginas, sencillamente, un desprecio a los gijoneses.

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