La faba asturiana rejuvenece y da "calidad de vida": historia de Arián y Noelia, de Madrid a Grado en el camino a Regueru

La pareja, de 26 años, decidió ya hace tres dejar todo en la capital de España y establecerse entre el concejo moscón y Las Regueras, donde producen bajo el paraguas de la IGP

Arián Cueto Fernández y Noelia García Núñez, durante el reciente Certamen de Faba Asturiana IGP, en Grado.

Arián Cueto Fernández y Noelia García Núñez, durante el reciente Certamen de Faba Asturiana IGP, en Grado. / P. Tamargo

Disfrutar de «muchísima más calidad de vida», tener un día a día distinto, lejos del estrés de la gran ciudad, con un entorno tranquilo y rodeado de naturaleza. Fue lo que empujó en 2021 a Arián Cueto Fernández y a Noelia García Núñez a dejar Madrid y venirse a Asturias, en concreto a Grado, donde viven. Esta pareja, de 26 años, decidió hace tres un cambio de rumbo que incluyó hacerse productores de Faba Asturiana (IGP). Son dos de los más jóvenes dentro de la Indicación Geográfica Protegida, con su firma Regueru, y, aunque este año la cosecha no ha sido buena, esperan que la próxima sea mejor y, por el momento, están «contentos» con la determinación que tomaron cambiando de residencia y eligiendo el Principado.

«Estábamos viviendo en Madrid y yo cansé. Como Arián es de Asturias, le dije que por qué no nos veníamos a vivir. Habíamos venido de vacaciones, habíamos estado muy a gusto y pensamos en buscar una forma de vida con muchísima más calidad. Cogimos todo lo que teníamos en Madrid y para acá nos vinimos», resume Noelia García, de Madrid y que trabajaba en elsector de las agencias de viaje en la capital de España.

Arián Cueto dejó también en Madrid su empleo como profesor en una ONG y socorrista y eligieron Grado para vivir y para sede de su empresa, Fabas Regueru, aunque la plantación está en Las Regueras, donde tiene familia, al igual que en el concejo moscón. Este año la cosecha ha sido mala. «No llegamos a media tonelada de la faba buena, de la que es certificable», explica Cueto.

Tienen página web y comercializan faba fresca, envasada al vacío, en formatos como saco de rafia y tienen hasta un pack de fabada vegana, con compango elaborado a partir de vegetales.

Sobre si a día de hoy producir faba puede ser una forma de vida y si siguen pensando que tomaron la decisión adecuada al optar por dejarlo todo y cambiar de vida, ambos entienden que sí, pues la agricultura es su «apuesta» y a ella se dedican en exclusiva. 

«Estamos contentos, dentro de lo que cabe, lo que pasa es que este año ha sido un año regular. Esperamos que sea mejor lo siguiente», señalan con una sonrisa.