Historias del tren: "Miro por la ventana hasta en los túneles, güelita"

Izán Davira, un joven lugonino de 13 años, compagina sus estudios de educación secundaria con el apasionante mundo de los trenes con un único objetivo: llegar a ser conductor de AVE

HISTORIAS DEL TREN: Izan Davira, el pequeño viajero de Cercanías que sueña con ser maquinista de tren

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Pablo Solares

Joaquín A. Cuesta

Joaquín A. Cuesta

Seguro que la mayoría de gente no sabe lo que es un Civia. Ni por supuesto, mucho menos la diferencia entre un Civia 463, 464 o un 465. Izán Davira, un joven de 13 años oriundo de Lugones sabe a la perfección que los nombres antes mencionados son las denominaciones de los trenes de cercanías. Algo increíble para esa edad, es cierto, pero no para Davira, que según llega a casa del instituto se pone a estudiar en profundidad todos los trenes que existen para poder lograr su sueño desde que era muy pequeño: llegar a ser conductor de AVE.

Una lástima que nunca haya tenido la oportunidad de montar en uno, dice que sería su regalo ideal para sus majestades, los Reyes Magos. Así se lo confirmó a su abuela, Gloria Súarez, quien, atónita, no entiende muy bien de dónde viene esta pasión por los raíles. "Yo miro por la ventana hasta cuando pasamos por un túnel, güelita", asegura Davira.

Y es que el joven usa el cercanías para moverse por el Principado, debido a las buenas conexiones que tiene Lugones con el resto de las ciudades asturianas. "Voy mucho a Oviedo, a Gijón cuando tengo que ir a la playa...", indica. Allí es cuando aprovecha para charlar con algún responsable de los trenes para enterarse del funcionamiento de las cabinas y conocer un poco más sobre la que previsiblemente será su futura ocupación. "Estaba en San Juan de Nieva y tenía que regresar a Lugones. El maquinista me vio asomarme y me dijo ‘Oye, que estamos viendo que te gusta lo de la cabina’. Yo le dije que me contara algo", explica. El agradable trabajador de Renfe le estuvo explicando un poco de su día a día: "manejarlo es algo fácil, para delante, para detrás... Lo que es más complicado es conocer los sistemas de seguridad. Existen dos, el ASFA y el ERTMS. Con el primero, el maquinista lleva en la parte de los pies un pedal en el que tienes que estar permanentemente pisando. Entonces, en un tiempo determinado, te pita una señal en la cabina y tienes que subir el pie y bajarlo otra vez para reconocer esa señal. Y si en cinco segundos no levantas el pie, se activa el freno de emergencia del tren", comenta. Del otro tipo de cercanías no tiene tanta información al no haber conocido todavía a ningún responsable, aunque tiene una ligera idea de su funcionamiento: "El ERTMS tiene que ver con los semáforos, creo. Igual miento". Además, el joven de Lugones cuenta una de las mejores anécdotas que vivió en un tren, la cual recuerda como si fuera ayer. "Escuché cómo tocaban el claxon en Avilés, es el recuerdo más bonito que tengo", celebra un chico que esta Navidad será recompensado con un viaje en Alvia con destino León, al que nunca ha podido subirse, y al cual su abuela lo denomina como "AVE" y Davira no se cansa de corregirla: "Es un Alvia, abuela; no es un AVE".