Londres

El Banco de Inglaterra lanzó ayer un plan valorado en 50.000 millones de libras (62.500 millones de euros) para impedir que la crisis crediticia de EE UU cause más daño al sistema bancario y a la economía del Reino Unido.

El llamado plan especial de liquidez consiste básicamente en el canje temporal de bonos del Tesoro por hipotecas bancarias de «alta calidad» durante un período inicial de un año, si bien ese plazo podría ampliarse hasta tres años.

El Banco Central (BoE, en sus siglas en inglés) subrayó que sólo se aceptarán activos existentes a finales del 2007, de ahí que la medida no pueda utilizarse para la financiación de nuevos préstamos. La iniciativa busca «mejorar la situación de liquidez del sistema bancario y aumentar la confianza en los mercados financieros», afirmó el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King.

Según King, el plan garantiza que los bancos -tan cautos ante la falta de liquidez que hasta son reacios a prestarse entre ellos- «asumen el riesgo de las pérdidas por los préstamos que han hecho».

El primer ministro británico, Gordon Brown, señaló que el plan pretende proteger a los trabajadores de este país frente a las turbulencias de los mercados financiero e inmobiliario de EE UU. «Nos aseguraremos de que hay suficiente liquidez en la economía, de forma que podamos seguir prestando dinero para las empresas y para la gente que quiere comprar una casa», dijo Brown, cuya reputación como gobernante competente en economía parece haberse evaporado a ojos de los votantes, según los sondeos de opinión.

Con la inyección de liquidez del BoE, el Gobierno espera evitar a toda costa otra «pesadilla» como la del banco hipotecario Northern Rock, principal víctima británica de la crisis crediticia mundial, que tuvo que ser nacionalizado temporalmente el pasado febrero.

En una comparecencia ante la Cámara de los Comunes, el ministro de Economía, Alistair Darling, flanqueado por el propio jefe del Gobierno, detalló ante los diputados el plan del banco emisor, que debería «ayudar a resolver» los problemas del mercado crediticio y que, añadió, «ayuda a quitar presión al sistema concediendo liquidez adicional a los bancos para que continúen sus operaciones habituales», dijo Darling.

Al igual que King, el titular de Economía recalcó que «los bancos asumirán el riesgo de los activos que aportan, por lo que son ellos, más el Banco de Inglaterra, los que se expondrán a cualquier pérdida de valor». El portavoz de Economía del Partido Conservador (primero de la oposición), George Osborne, respaldó la acción del BoE pero instó al ministro a prometer que «no habrá pérdidas para el contribuyente». Sin embargo, algunos observadores de la City advirtieron de que no bastará para detener el enfriamiento de la economía nacional, la quinta más potente del mundo.