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Honduras, un país a merced de la corrupción

n Un cooperante asturiano analiza las circunstancias que han conducido al golpe contra Zelaya

Honduras, un país a merced de la corrupción

Honduras es un país pobre cuya mayor lacra es la política. En primer lugar, porque el país está en campaña permanente, cada cuatro años se elige el Gobierno presidencial y también cada cuatro años, a dos por medio, se eligen los candidatos, equivalente con los «caucus» de Estados Unidos. Las campañas suelen durar entre 4 y 5 meses y son financiadas con fondos públicos, por tanto, de cada cuatro años, las campañas suelen durar entre 8 y 10 meses.

Después es un país en el que dominan los partidos y los gobiernos de derechas. Uno se pregunta cómo es posible que siendo un país pobre, de los más pobres de Latinoamérica, voten sistemáticamente a gobiernos de centro-derecha como el Partido Liberal y, por tanto, conservadores; o a gobiernos de derechas como el Partido Nacional y, por tanto, ultraconservadores. Apenas existen los partidos de izquierda.

Pero, sobre todo, el principal problema es la corrupción. Los políticos de Honduras son extremadamente corruptos, así como la Policía. Allí me contaron la «teoría del colador», dicho por propios hondureños, esta teoría consiste en unos determinados fondos procedentes del exterior que entran para una determinada causa social, pasan de mano en mano y, cuando llegan al destino final, se perdieron por el camino.

La controversia de Mel Zelaya es que, siendo del Partido Liberal centro-derecha, se ha caracterizado por unas políticas de izquierda absolutamente revolucionarias. Por ejemplo, el querer cambiar una ley constitucional y poder presentarse a la reelección, pues en Honduras un presidente no puede estar por más de una legislatura, lo cual es absolutamente absurdo, ya que, como también me han dicho los propios hondureños, los dos primeros años se ocupan en deshacer lo del Gobierno anterior, los dos siguientes en plantear ideas y propuestas y cuando toca ejecutarlas viene un nuevo Gobierno y se repite la misma historia, y así sucesivamente. Yo mismo pude ver esto, en cierta ocasión fui a buscar información de pozos perforados en un municipio de Honduras y nos dijeron que la información había desaparecido con el Gobierno anterior. Entonces, Zelaya quería cambiar eso, además de otras reformas que se consideraban un ataque total a la oligarquía hondureña, ideas revolucionarias muy próximas al chavismo.

No voy a entrar a explicar lo sucedido con la famosa cuarta urna porque sería volver a relatar la historia, así como el golpe de Estado.

El problema al que ahora se enfrenta Honduras es que el Gobierno interino está solo, no recibe apoyos diplomáticos de ningún otro Estado. Y un país como Honduras, que depende totalmente de las remesas que se envían desde Estados Unidos y de la ayuda exterior, que reciben sobre todo de la cooperación estadounidense, japonesa, española y sueca, no puede permitirse este dudoso y fatal lujo, lo que no hace sino demostrar la estupidez de Micheletti, insultando a Obama o a Zapatero, es decir, mordiendo la mano que lo alimenta.

La cuestión ahora es la siguiente: ¿qué hacemos con la población más necesitada? Si hacemos un bloqueo contra el Gobierno golpista, es decir, si los dejamos a su suerte, si deja de haber cooperación internacional, las gentes más necesitadas que carecen de lo más básico, el agua, además de otras infraestructuras que allí son artículo de lujo, estarán aún peor que antes, puesto que la posibilidad de suspender el envío de remesas también existe, los estaríamos abandonando y, además, con menos recursos que los pocos que tenían y, por tanto, ésa no puede ser la solución. Como cooperante en Honduras, mi objetivo primordial es ayudar a la gente, más allá de cualquier situación política.

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