Oviedo / Washington

El presidente ruso, Dmitri Medvedev, ha acompañado su llegada a la cumbre sobre seguridad nuclear que se celebra desde anoche en Washington con una entrevista a la cadena ABC en la que hace serias advertencias sobre las consecuencias que podría tener un ataque israelí a Irán. Los planes nucleares de Teherán serán uno de los ejes de la cita, que, convocada por el presidente Obama, reúne hasta hoy en la capital de EE UU a líderes de 47 países, entre ellos el presidente Zapatero. Tal congregación de dirigentes ha desencadenado en Washington un gran despliegue de seguridad.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció la pasada semana su ausencia de la cumbre. Netanyahu alegó el temor a que Turquía y Egipto abriesen un debate sobre el arsenal atómico israelí, pero su gesto ha sido interpretado como una muestra del pésimo nivel de sus relaciones con Obama. Turquía confirmó ayer que denunciará la posesión de armas nucleares por Israel.

Un ataque de Israel contra Irán sería «el peor escenario posible» para Oriente Próximo, porque «todos están tan cerca que nadie saldría indemne», dijo el presidente ruso. «Si tiene lugar un conflicto de este tipo y hay un ataque, se puede esperar cualquier cosa, incluido el uso de armas nucleares. Y un ataque nuclear en Oriente Próximo significa una catástrofe global; muchas muertes», añadió Medvedev en la entrevista con la ABC, recogida por «Efe».

Con toda seguridad, durante estas horas se va a hablar mucho en Washington de Irán, cuyo presidente, Mahmud Ahmadineyad, calificó ayer la cumbre de «humillante» para la humanidad.

De hecho, Obama, que desde el domingo ha mantenido una decena de reuniones bilaterales previas, culminó la tanda con una entrevista con el presidente chino, Hu Jintao, en la que, entre otros muchos asuntos, pretendía convencer a China de la necesidad de imponer sanciones a Irán.

China, que importa de Irán cantidades relevantes de petróleo y ha firmado con el régimen islámico sustanciosos contratos de venta de armas, se mantiene firme en su defensa de agotar todas las vías de diálogo antes de que la ONU decrete nuevas sanciones. Sin embargo, en los últimos días ha dado señales de que la fase de oposición numantina a las sanciones está llegando a su fin y ahora empieza la de vender lo más caro posible a EE UU su apoyo a una resolución de Naciones Unidas.

Más allá de la importante cuestión iraní, la cumbre, a la que acuden 38 jefes de Estado y Gobierno, pretende tomar medidas para impedir el acceso de los terroristas a material nuclear. Obama quiere acuerdos que garanticen que en un máximo de cuatro años todos los materiales nucleares del mundo estén seguros y fuera del alcance de los grupos terroristas.